Revista Cidob d\'Afers Internacionals

Turquía: ¿Modelo para un tipo de islamismo moderado? El caso de Kayseri

por Verena Knaus

Revista Cidob d\'Afers Internacionals nº 75, Octubre 2006

RESUMEN

En el contexto del proceso de negociación de la adhesión de Turquía a la UE, la autora de adentra en la situación actual y la condición puente del país; se centra en la cuestión del islam y la modernidad a partir del ejemplo de Kayseri, ciudad y región de la Anatolia Central, dinámica y productiva, sin que por ello haya perdido sus valores culturales y religiosos. Entre estos últimos destaca un obstáculo que aleja el país de acercarse económicamente a la UE, se trata del papel de la mujer en la economía, aunque subraya que todo indica que este cambio necesario puede producirse en breve.

Palabras clave : UE, Turquía, negociaciones, religión, islam, democracia, nacionalismo, política económica, mujeres

Los observadores políticos de Oriente Medio buscan desesperadamente un modelo de gobierno democrático para el mundo islámico. Turquía, país vecino de Siria, Irak e Irán, es frecuentemente señalado como un modelo de islamismo moderado. Tras un Gobierno represivo instaurado por el golpe militar de 1980, Turquía en los últimos años ha experimentado un importante proceso de reformas promovido por la decisión histórica de la UE, en la cumbre de Helsinki de diciembre de 1999, de otorgarle el estatus de Estado candidato. Como único país candidato situado entre los Balcanes y Oriente Medio, Turquía tiene una importante función como puente y frecuentemente es considerada como el faro de la democracia y la estabilidad en una región profundamente turbulenta.

Todas las miradas, tanto en Europa como entre las élites del Oriente Medio, están ahora puestas en el Gobierno conservador de Turquía, liderado por el primer ministro Recep Tayyip Erdogan y su mano derecha, el ministro de Asuntos Exteriores Abdullah Gül. La abrumadora victoria que llevó al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) al poder a finales de 2002 ha sido interpretada por muchos turcos seculares de manera sospechosa. Varios líderes del AKP, incluyendo a Erdogan y Gül, han hecho sus carreras políticas en el Partido del Bienestar (RP), un partido islamista que promovió una agenda religiosa (más) conservadora.

Sin embargo, el recientemente fundado AKP representa una ruptura con el pasado. Tras la sucesión de frágiles gobiernos de coalición a lo largo de la década de los noventa y la severa crisis económica de 2001, el AKP surgió como un partido paraguas , que unió a alcaldes activistas, islamistas, nacionalistas, así como a la emergente clase media de Anatolia, ligado a valores religiosos, abierto al cambio y a favor de una agenda económica liberal. El primer ministro Erdogan definió el programa de su partido –entendido como un “conservadurismo democrático”– de la siguiente manera:

“Una parte significativa de la sociedad turca desea adoptar un concepto de modernidad que no rechace la tradición, una creencia en el universalismo que acepte el localismo, una comprensión del racionalismo que no deje de lado el significado espiritual de la vida, y una elección a favor del cambio que no sea fundamentalista. El concepto de democracia conservadora es, de hecho, una respuesta a este deseo de los turcos”.

El AKP sitúa el tema de la integración europea en el centro de su programa. Aprovechando el sentimiento proeuropeo en Turquía, el Gobierno ha iniciado amplios cambios, como la abolición de la pena de muerte, la introducción de la lengua kurda en la televisión estatal y la retirada de los militares del Consejo Nacional de Seguridad. A partir de la adopción de un nuevo Código Civil y Penal, así como de importantes enmiendas constitucionales, finalmente se dio luz verde a Turquía para comenzar las negociaciones de adhesión a la UE en diciembre de 2004. Diez meses después, el 3 de octubre de 2005, estas negociaciones comenzaron oficialmente, tras una larga noche de regateos diplomáticos liderados por el canciller austríaco que, atento a las elecciones en Austria, encabezó el campo antiturco dentro de la UE.

ISLAM Y MODERNIDAD

Una figura clave en la noche del 3 de octubre fue el ministro de Asuntos Exteriores turco, Abdullah Gül. Durante mucho tiempo Gül ha sido uno de los defensores más vehementes del acceso de Turquía a la UE; ya en 1999 declaró: “debemos ser conscientes de que sin la integración a Europa, los estándares democráticos de derechos humanos no podrán ser alcanzados en este país”. Economista de formación, Abdullah Gül ingresó en la política en 1991 como diputado por Kayseri, una provincia de Anatolia Central con una población de un millón de personas. Después de la victoria por mayoría absoluta del AKP en la elecciones de 2002, Gül asumió el cargo de primer ministro, y lo cedió rápidamente a su viejo aliado político y amigo Recep Tayyip Erdogan, después de que a éste le fuera levantada la prohibición judicial de participar en política y de que dos tercios de los diputados del AKP en el Congreso nacional confirmaran su elección como primer ministro. En cuanto uno de los políticos más prominentes de Kayseri, Gül ha trasladado las experiencias y expectativas de provincias como la suya a la escena política de Ankara.

La agenda del AKP de reformas democráticas, de conservadurismo social y de liberalismo económico sigue la tradición iniciada por Turgut Özal, otro político de Anatolia Central. Özal, que estudió en la escuela secundaria de Kayseri y ejerció de primer ministro y presidente de Turquía durante bastantes años, impulsó políticas de liberalización que abrieron la economía turca al mundo en la década de los ochenta. No sorprende entonces que la filosofía política del “conservadurismo democrático” sea muy popular en Anatolia Central. En las elecciones municipales de 2004, el candidato del AKP a alcalde metropolitano en Kayseri ganó con una abrumadora mayoría del 70%.

El ejemplo de la ciudad de Kayseri

Kayseri, la ciudad de origen de Gül, es por consiguiente un lugar interesante para comenzar a explorar los procesos de cambio social y económico que se están produciendo actualmente en Turquía. Es una ciudad reconocida por sus ingeniosos empresarios y puede contribuir a aclarar la cuestión de la posible coexistencia entre islam y modernidad. Si esto es posible en Turquía, ¿por qué no debería también serlo en otros países de Oriente Medio?

Para los europeos escépticos, Anatolia Central con su economía rural y su cultura patriarcal e islámica es el corazón de la “otra” Turquía, considerada retrasada, empobrecida y “no-europea” en sus valores. El contraste se establece entre el Estambul cosmopolita y la amplia Anatolia interior, y se argumenta, tal como hizo recientemente Wolfgang Schäuble, un importante líder y experto en política exterior de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Alemania [ 1 ] , lo siguiente: “Una parte de Turquía es Europa, igual que Rusia. Pero una parte mucho más amplia de Turquía y de Rusia se encuentra definitivamente fuera de Europa. Por este motivo Rusia nunca podría integrarse realmente en la UE”. Sin embargo, una mirada más detallada sobre el Kayseri de hoy nos revela una provincia que se ha consolidado como el principal núcleo de industrias del mueble, con empresas globales, como Orta Anadolu, que produce el 1% de la tela vaquera a nivel mundial, y como una zona industrial que ha duplicado su capacidad en dos años. En una sola generación ha surgido el capitalismo industrial a partir de una sociedad predominantemente rural y mercantil. Debido al desplazamiento de la población de las zonas rurales a la ciudad, a fin de aprovechar las ofertas de trabajo en una zona en rápida expansión, ha aumentado la población urbana hasta alcanzar los 600.000 habitantes. Actualmente dos tercios de la población de la provincia es urbana.

En tiempos de Mustafa Boydak, quien comenzó su carrera tras dejar la escuela primaria y ejercer de aprendiz en una pequeña carpintería, Kayseri emergió como el principal centro productor de muebles de Turquía. En la actualidad, la empresa de Mustafa Boydak –Boydak Holding– ha crecido hasta constituir un conglomerado de 22 empresas que exporta a 70 países. Más de 1.000 tiendas Istikbal –la marca insignia de los muebles de la empresa– suministran el mobiliario de los modernos pisos de los clientes de toda Turquía. Aparte de Boydak Holding, existen más de 3.500 empresas en el mercado del mueble y otros sectores relacionados. De promedio, en Kayseri se fabrican 20.000 sofás cama y 8.000 sillones al día. La ciudad también se enorgullece de contar con una de las empresas textiles globales más importantes de Turquía: Orta Anadolu (literalmente, Anatolia Central), la ya mencionada productora de tela vaquera. Al borde de la quiebra a comienzos de la década de los ochenta, esta empresa actualmente es la exportadora número uno y produce 300 prototipos de tela vaquera al año, 100 de los cuales son vendidos a las marcas líderes a nivel mundial. El empleo total en el sector textil en la provincia se estima por encima de los 10.000 puestos de trabajo, y cinco de los veinte principales exportadores de Kayseri se ubican en dicho sector.

El empleo industrial y el aumento de los ingresos transformaron rápidamente los estilos de vida de esta provincia de Anatolia. A medida que aumentaba la población urbana, el tradicional sedir de Anatolia, una plataforma elevada hecha de montones de colchones, mantas y alfombras, fue reemplazado por el sofá elaborado por máquinas que podía convertirse en cama. Las familias pasaron de comer en el suelo a hacerlo en mesas y sillas de fabricación industrial. La imagen del comerciante tradicional fue gradualmente reemplazada por la del fabricante exitoso y rentable. El viejo dicho de “si quieres hacerte rico, vende y compra; pero si quieres quebrar, produce y vende”, ya no se aplica. Las técnicas de producción masiva han reemplazado a cientos de pequeños talleres, y el mundo de los aprendices y maestros ha dado lugar a los expertos en marketing y gerentes de marca.

Aunque los escépticos turcos sobre Europa o la élite secular de Estambul lo hayan pasado por alto, estos cambios económicos y sociales también han promovido lo que algunos han denominado una “reforma islámica silenciosa”. En su edición de septiembre de 2005, el semanario turco Yeni Aktuel calificó a este proceso de reforma como protestanlasm”, que literalmente quiere decir “deviniendo protestante”. El autor de este artículo se sumó así a un intenso debate, actualmente en curso, sobre los efectos de la religión en el desarrollo económico. Hace ya medio siglo, Arthur Lewis argumentó en su manual sobre el crecimiento económico que el islam como religión era contrario al desarrollo y a la innovación. Desde la fundación de la República Turca, la élite republicana parece haber apoyado esta idea, siempre equiparando el progreso económico con la secularización de la sociedad y vinculando todo avance social en Turquía con la retirada del islam. Quienes se oponen al acceso de Turquía a la UE también apoyan esta lógica a partir de la idea de que Turquía, en cuanto país islámico populoso, no podrá nunca ser verdaderamente “europea” en sus valores y su manera de entender la democracia.

De todas maneras, prominentes empresarios y pensadores políticos de Kayesri no ven conflicto alguno entre la incorporación a la economía global y la adopción de rápidos cambios, por un lado, y el mantenimiento de valores sociales y religiosos asociados al islam, por otro. De hecho, muchos de ellos atribuyen abiertamente su éxito económico a su “ética protestante de trabajo”. Para Bekir Irak, gerente de producción de HES, empresa manufacturera de cables, la apertura de una fábrica es una forma de plegaria. Saffet Arslan, fundador de la fábrica de muebles IPEK, considera que no existe oposición entre ser moderno y tradicional, religioso o abierto a la innovación. Ahmet Herdem, alcalde de Hacilar, un distrito industrial a sólo 20 kilómetros de Kayseri, subraya que “incluso el Profeta era comerciante”. El anterior alcalde metropolitano de Kayseri, Sukru Karatepe, comparó a sus conciudadanos Kayserili (gente de Kayseri) con protestantes trabajadores y sugirió que “para entender Kayseri, uno debería leer a Max Weber”.

Sorprende la cantidad de gente de Kayseri que, durante los varios meses de trabajo de campo de la ESI, describiera a su comunidad haciendo referencia a la ética del trabajo calvinista y protestante. Grandes empresarios del mueble, comerciantes textiles, el director general de la empresa privada de electricidad de Kayseri, alcaldes, hijos de imanes y líderes de la sociedad civil, todos ellos destacaron las virtudes del trabajo duro, la autosuficiencia, el ahorro, la inversión, la caridad privada, el servicio a la comunidad, los hábitos sociales conservadores, la confianza dentro de la comunidad, los lazos familiares fuertes y la inversión en la educación de las próximas generaciones. Paradójicamente, estas virtudes recuerdan a lo que Arthur Lewis ha descrito como: “algunos códigos religiosos que son más compatibles con el crecimiento económico… enfatizando los valores materiales, el ahorro y la inversión productiva, la honestidad en las relaciones comerciales, la experimentación y la asunción de riesgos”. Sin embargo, para este autor el islam era contrario a estas mismas virtudes, tan entusiastamente apoyadas por la naciente clase media de Kayseri. Es imposible no ver que en Kayseri hay una sociedad profundamente religiosa. Las oraciones de los viernes cuentan con la asistencia de grandes números de creyentes; la mezquita en la zona industrial de Kayseri es probablemente la más grande de la ciudad; todas las empresas cuentan con habitaciones para rezar y la mayoría de los hombres de negocios han estado en La Meca cumpliendo el hadj . Sin embargo, la fusión de la denominada “ética protestante del trabajo” con los valores del islam, tal como lo interpreta la población de Kayseri, resulta sorprendente. De todas maneras, Kayseri no es la única excepción en Turquía.

Estas corrientes individualistas, favorables a los negocios, han ido cobrando importancia creciente dentro del islam turco. Durante las últimas décadas, figuras religiosas representativas han planteado que la búsqueda de la ganancia en el servicio a la comunidad musulmana es tan importante, en términos de la práctica religiosa, como la oración y el ayuno. El anterior líder de la orden Naksibendi, una de las órdenes más antiguas de Turquía, ha destacado la necesidad de estudiar lenguas extranjeras, utilizar ordenadores y viajar al extranjero para adquirir conocimientos. Los hombres de negocios son elogiados por ser las personas más pragmáticas y realistas. Este discurso también tiene sus raíces en el pasado. En parte, puede ser explicado por la tradición del sufismo en Anatolia y la popularidad de Said Nursi, fundador de uno de los movimientos más amplios de Turquía basados en textos islámicos durante la primera mitad del siglo pasado (el Movimiento Nur). Nursi recomendaba a los musulmanes estudiar y utilizar la ciencia occidental moderna, así como estar abiertos al cambio tecnológico. Sus seguidores se estiman entre cinco y seis millones. En Kayseri, el número de salas privadas de encuentro de los seguidores de Nursi (los llamados dershanes ) ha aumentado de dos en el año 1970 a sesenta en el 2000. Estas salas de encuentro también sirven como entorno ideal para el florecimiento de redes de negocios de confianza.

El ejemplo de la ciudad de Hacilar

El caso de Hacilar, una pequeña ciudad industrial ubicada en las laderas de la montaña Erciyes a sólo 20 kilómetros de Kayseri, es una buena ilustración del reciente desarrollo económico de Kayseri, producto de la combinación de confianza, normas sociales compartidas y un ethos empresarial. El lazo que une a los empresarios de Hacilar, los cuales compiten y cooperan a la vez, es el resultado de una combinación entre la religión común y el orgullo de su comunidad local. Hacilar, a primera vista una ciudad somnolienta de 20.000 habitantes, ha dado lugar a nueve de las trece empresas de Kayseri, las cuales se encuentran entre las 500 principales del país. En la lista también figura el Boydak Holding, que combina la producción de muebles y cables con el banco privado más grande de Turquía que no cobra intereses. La mayoría de los empresarios más importantes son viejos amigos, competidores y socios comerciales. Muchas familias están unidas a través de matrimonios. El alcalde de Hacilar, Ahmet Herdem, luce con orgullo en las paredes de su oficina fotos en las que aparece con los más representativos empresarios de la ciudad. El mismo hijo del muftí local es un empresario de éxito.

En el centro de la vida social de Hacilar se ubica la Hacilar Mutual Aid Association, cuyos 18 miembros de la junta directiva incluyen al alcalde y a los más importantes empresarios. Los objetivos de la asociación son promover la educación y la religión. Con un presupuesto de más de 1,1 millones de dólares, recaudados entre la élite empresarial local, financia 345 becas a estudiantes de la ciudad para ir a distintas universidades de toda Turquía. En 2005, la asociación ha construido 15 nuevos apartamentos para albergar a docentes de otras provincias que trabajan en Hacilar. Además de la educación, la asociación se hace cargo del mantenimiento de la mezquita y proporciona alojamiento al muftí. Por otra parte, muchos de sus miembros, ya sea individualmente o a través de sus empresas, hacen grandes donaciones caritativas destinadas a las mezquitas, escuelas y otras necesidades públicas. El cuartel de la policía local, por ejemplo, ha sido construido con donaciones privadas. La sala municipal de deportes y el pequeño hospital también han sido financiados a través de la caridad. En total, 13 de las 15 escuelas en Hacilar han sido construidas por donantes privados o corporativos. La principal mezquita de la ciudad cuenta con una gran placa donde puede leerse que “los industriales de la ciudad han reconocido la necesidad de restaurar la mezquita”.

La ética de la autoayuda y la cooperación son la base del éxito económico de Hacilar. Ya en la década de los setenta la primera industria de Hacilar, la productora de cables HES Cable, se fundó a partir de la iniciativa de Saadetin Erkan, que logró convencer a los comerciantes locales más importantes para que unieran sus fuerzas y así reunir suficiente capital inicial. En 1999, HES Cable mostró un importante crecimiento y hoy constituye un conglomerado con 2.500 empleados. El rápido éxito de la empresa en la década de los ochenta, favorecido por los esquemas de electrificación basados en el financiamiento público, generó grandes dividendos a sus fundadores que luego pudieron diversificarse hacia otros sectores industriales. Además de las ganancias y los empleos, la empresa también sentó las bases formativas para el surgimiento de una fuerza laboral preparada.

En muchos sentidos, la ciudad de Hacilar es el típico distrito industrial, aunque un distrito industrial que tiene autoconciencia de ser musulmán, tal como puede encontrarse entre las comunidades católicas del norte de Italia o en las regiones comunistas de Emilia-Romagna y Toscana. El auge de Hacilar, como en el caso de otros distritos industriales, se encuentra estrechamente relacionado con el hecho de que es una localidad donde los sistemas de negocios, los valores culturales, las estructuras sociales y las instituciones locales se refuerzan mutuamente. La existencia de lazos de confianza y una visión común respecto al futuro de su comunidad han contribuido a generar los recursos necesarios para hacer realidad dicha visión.

Con los ejemplos de Kayseri y Hacilar, nos preguntamos qué es lo que realmente distingue a los conservadores empresarios de Anatolia Central de los empresarios cristianos y conservadores de Baviera o de la zona del Veneto. Ellos son culturalmente conservadores, pero también están abiertos al cambio económico. Todos ellos creen en un Gobierno pequeño y eficiente que deje espacio a la caridad privada. La mayor parte de las empresas de dichas regiones son pequeñas y medianas empresas familiares que invierten fuertemente en la educación de sus hijos.

EL PAPEL DE LA MUJER

Sólo hay una cuestión donde los valores culturales de Anatolia aún son diferentes: se trata del papel de la mujer en la economía, que parece ser todavía el talón de Aquiles de las ambiciones de Anatolia Central en su deseo de acercarse económicamente a la UE, aunque todo indica que este cambio puede producirse en breve. Los tres obstáculos más evidentes al crecimiento continuo son los siguientes: el bajo índice de participación de la fuerza de trabajo, que alcanza un 55,6% frente al 64% de promedio de la UE; el alto número de trabajadores aún empleados en la agricultura (47%), contrastado con un promedio del 5,1% en el caso de la UE-25, y el extremadamente bajo índice de empleo femenino. Sólo el 37% de las mujeres se encuentran activamente “empleadas”, pero incluso este número puede inducir al error. La amplia mayoría de las mujeres empleadas oficialmente están trabajando en pequeñas granjas familiares de subsistencia, y se ocupan de las huertas o del cuidado del ganado familiar. De hecho, el 90% de las mujeres son denominadas “trabajadoras familiares no remuneradas”.

Un mayor aumento del nivel de vida de la población rural requerirá un cambio sustancial, el paso de una agricultura de subsistencia al cultivo comercial. Ello exigirá un esfuerzo concertado del Estado turco para alentar a los agricultores a adoptar nuevos cultivos y tecnología, y las mujeres deberían estar en el centro de esta campaña. Sin embargo, hasta ahora, el Estado turco y sus altamente concentrados servicios de extensión agrícola han sido notablemente débiles en el momento de emplear a mujeres en la agricultura.

Con la urbanización, las mujeres han logrado un creciente acceso a la educación. Mientras que en 1950 menos del 20% de las mujeres sabía leer o escribir, la alfabetización femenina ha alcanzado actualmente el 86%. Desde 1997, a través de la extensión de la educación obligatoria de cinco a ocho años, las niñas más jóvenes permanecen en la escuela más tiempo. Sin embargo, al trasladarse a la ciudad, la mayor parte de las mujeres abandonan el mercado laboral y trabajan como amas de casa en sus hogares. En la zona industrial de rápida expansión, ubicada en los suburbios de la ciudad, casi no se ven mujeres. Sólo unas pocas están empleadas en la industria textil o en tareas de oficina. En toda la provincia de Kayseri sólo hay 21.283 mujeres empleadas fuera de la agricultura –principalmente como maestras o como personal de oficina en la administración pública. Y sólo hay 176 mujeres en puestos directivos.

Muchos empresarios admiten que prefieren contratar a un hombre, en parte porque es probable que una mujer deje la empresa al casarse y también porque consideran que al contratar a un hombre están ayudando más al grupo familiar. Hasta ahora, la baja tasa de participación femenina no ha limitado el crecimiento económico, dado que la industria en Kayseri se ha expandido absorbiendo mano de obra masculina excedente del campo y, por consiguiente, no ha sufrido escasez. En el futuro, si embargo, una actitud hostil hacia el empleo femenino remunerado podría ser un freno al crecimiento económico.

Queda por ver si el pragmatismo evidenciado en otras áreas de la vida social en lugares como Kayseri también se extenderá a la cuestión del empleo femenino. Los pasos iniciados son optimistas. Las hijas de la élite empresarial de Kayseri son enviadas a estudiar a las universidades de Turquía y del extranjero. En la Universidad de Erciyes, en la provincia de Kayseri, el 40% de los estudiantes son mujeres. Muchos empresarios admiten que es inevitable un cambio en el papel actual de la mujer en la economía y que Kayseri pronto seguirá el camino de otras sociedades europeas.

De acuerdo con el Banco Mundial, Turquía, de hecho, muestra un patrón similar al de otros países europeos. Los estudios de este organismo sugieren que “la tendencia descendente en la tasa de empleo femenino es de prever en un país que está experimentando una transformación de una economía principalmente agrícola a una economía urbana e industrial”. En Alemania, Francia e Italia las tasas de empleo femenino disminuyeron hasta la década de los setenta y en los países del sur de Europa, como España y Portugal, la caída continuó hasta entrada la década de los ochenta. Con una tasa de empleo femenino del 25,5%, Turquía se ubica donde estaba Italia en 1980 y España en 1988.

Finalmente, el patrón de desarrollo de Turquía es más parecido al de Europa de lo que los escépticos de Turquía quieren admitir. Parecen existir varias similitudes entre el conservadurismo practicado en provincias como Kayseri y los valores conservadores compartidos por muchos europeos. De la misma manera, la filosofía política del actual Gobierno recuerda fuertemente a la de los partidos políticos europeos de centro. De hecho, el conservadurismo democrático del AKP comprende muchos objetivos compartidos por algunos de los más vehementes opositores a la adhesión de Turquía –la responsabilidad fiscal, una actitud favorable a los negocios, el apoyo a un Estado pequeño y eficiente, la descentralización y el principio de subsidiariedad a fin de apoyar la caridad privada. Tal como lo planteó Yalcin Akdogan en su folleto titulado "AKP y democracia conservadora":

“El AKP representa la democratización del islam. Su posición es muy similar a la de otros democristianos en Europa. Comparemos a Erdogan y Stoiber. Los dos tienen mucho en común. Ambos son conservadores. Ambos están a favor de la economía de mercado y del desarrollo tecnológico. Ambos quieren que el Estado y la religión estén separados, sin embargo Stoiber quiere mantener la cruz en las escuelas y Erdogan quiere que las estudiantes con velo sean admitidas en la escuela. Uno es musulmán, el otro es cristiano, pero se encuentran muy cerca uno del otro”.

Así como los críticos hacia Turquía en Europa apenas pueden apreciar las similitudes entre sus propios objetivos y los del partido de Abdullah Gü los reformadores democráticos de países vecinos de Oriente Medio pueden comenzar a mirar Turquía como un modelo de un tipo moderado de islamismo, caracterizado por una fusión pragmática de valores conservadores y democráticos, así como una declarada apertura al cambio. Las repercusiones de la agenda de reformas emprendida por Turquía como parte de su oferta a la UE puede en este sentido ir más allá de Gaziantep, Diyarbakir o Van. Una historia turca exitosa podría convertirse realmente en una poderosa herramienta para transformar una región donde los modelos democráticos a emular son escasos.

NOTAS

  • [ 1 ]

    Wolfgang Schäuble es actualmente ministro del Interior en la gran coalición de CDU y SPD que gobierna Alemania desde noviembre de 2005.

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