Estamos en junio de 2015, pero da lo mismo, porque parece que volvemos a estar en junio de 2014. Nos quejábamos entonces, hace ya un año, de que había sido necesario esperar 365 días para que, finalmente, llegaran a las pantallas españolas dos películas como El sueño de Ellis (James Gray) y Solo los amantes sobreviven (Jim Jarmusch), que se habían estrenado en Cannes de 2013. En aquella ocasión terminábamos nuestro lamento con la expresión de un deseo cargado de escepticismo que merece la pena reproducir aquí: "Quizás en junio de 2015 estemos hablando en estas mismas páginas de Nuri Bilge Ceylan, Lisandro Alonso, Naomi Kawase, los hermanos Dardenne, Olivier Assayas o Bruno Dumont, y nos creamos que estamos todavía en 2014″. Y cerrábamos diciendo: "Esperemos que no", pero resulta que sí, que no hay nada que hacer, que aquí estamos otra vez (como Bill Murray en El día de la marmota, titulada en España Atrapado en el tiempo), hablando efectivamente de Olivier Assayas (Viaje a Sils Maria) y de Bruno Dumont (El pequeño Quinquin), como si viviéramos en junio de 2014 -tras el entonces reciente estreno de ambas películas en el Cannes de aquel año- aunque en realidad estemos en junio de 2015. Y esto sin contar con que asistimos también al feliz estreno de Phoenix (Christian Petzold), presentada en Berlín de 2014. No parece que podamos salir del bucle...
Como si hubiéramos sustituido a Bill Murray dentro de aquella película, ya nos imaginamos en junio de 2016 hablando de Carol (Todd Haynes), As Mil e Uma Noites (Miguel Gomes), Son of Saul (László Nemes), Mountains May Depart (Jia Zhang-ke) o The Assassin (Hou Hsiao-hsien), presentadas este año en Cannes, para celebrar que se estrenen dentro de otros doce meses. Y así viviríamos de continuo en un universo ficticio, condenados de por vida a ver las películas más importantes de cada momento con un año de retraso, como si el resto del mundo (otras carteleras de otros países desarrollados) no estuviera viéndolas en su momento; es decir, las de 2014 en 2014, las de 2015 en 2015 y así sucesivamente.
De forma que nada, celebremos como se merece el día de la marmota yendo a ver películas como El pequeño Quinquin (Bruno Dumont) y Viaje a Sils Maria (Olivier Assayas): sendas creaciones realmente singulares de dos de los autores más personales del cine europeo contemporáneo. Dos películas que nos llegan de la cinematografía vecina, en la que, por cierto, no viven en el mismo día ni en la misma época que nosotros, pues en Francia tienen por costumbre estrenar las películas más o menos en su fecha, sin tener que esperar un año de cuarentena.
Mientras tanto, nos acercamos también este mes a lo que ha ofrecido Cannes-2015, donde algunos potentes ejercicios de estilo (concentrados en las películas antes citadas) han conseguido alumbrar el camino, a la vez que nos anuncian ya las películas de las que estaremos hablando el año que viene por estas mismas fechas. Y ahora podríamos volver a decir: ¡Esperemos que no!, pero ya ni siquiera sabemos si nos atrevemos a decirlo.