Ecologista

Residuos urbanos: cada día producimos más basura

por Teresa Marcos

Ecologista nº 41, otoño 2004

Son muchos y de muy diversa índole los cambios acaecidos en nuestra sociedad en los últimos 25 años con consecuencias sobre los residuos y su gestión. Entre los cambios de tipo social destaca una mayor concentración de la población en núcleos urbanos y un abandono progresivo de la agricultura y la ganadería en amplias zonas del Estado. También cabe citar un profundo cambio en la estructura familiar y en los hábitos de consumo. Esta situación se ha traducido en un notable incremento de la cantidad de residuos sólidos urbanos (RSU) per cápita, correspondiendo el mayor crecimiento a los envases.

© Ecologistas en Acción El ámbito legislativo se ha visto afectado por cambios derivados de nuestra integración en la Unión Europea, lo que ha obligado a incorporar una abundante normativa sobre la gestión de los RSU. Sin embargo, la nota más característica ha sido la trasposición a la baja y el incumplimiento de los plazos con el que gran parte de esa normativa comunitaria se ha incorporado a nuestro ordenamiento jurídico, lo que ha motivado la presentación de numerosas denuncias de Ecologistas en Acción.

De entre los problemas que afectan a la gestión de los RSU, el primer aspecto que hay que subrayar es la paupérrima información que existe acerca de la producción real de residuos, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo (su composición y peligrosidad). Esta circunstancia dificulta, cuando no impide, efectuar una planificación y gestión adecuadas.

Sirva como ejemplo un dato tan ilustrativo como es el de la producción de RSU por persona y día. Así, mientras el Instituto Nacional de Estadística indicaba que en 2001 esta ratio era de 1,55 kg/habitante y día, los datos de Eurostat reflejaban una producción de 1,7 kg/hab y día en 1999. Cualquiera que sea el dato concreto, lo cierto es que la generación de RSU no cesa de aumentar, y que lo hace cada vez a mayor velocidad.

Todo a los vertederos

© Ecologistas en AcciónEn lo que respecta al tratamiento de los residuos, tan sólo una ínfima parte de los mismos se reutiliza o recicla, siendo su destino final mayoritario el depósito en vertedero o la incineración. A los vertederos llega cerca del 70% de la basura generada, a pesar de que la Directiva que regula el vertido de residuos (incorporada a nuestro ordenamiento jurídico mediante el R.D. 1481/2001) señala que el vertedero debe ser empleado sólo cuando no sea posible otra opción ambientalmente más adecuada. Especialmente grave es el caso de la eliminación de los residuos orgánicos mediante depósito en vertedero (opción aún mayoritaria), por ser la materia orgánica una fuente nada desdeñable de emisión de metano (gas que contribuye al efecto invernadero) y por contaminar con frecuencia las aguas a causa de los lixiviados que produce.

Otro motivo de preocupación es que, mientras el número de vertederos controlados no alcanza los 200, los puntos de vertido ilegales se cifran en varios miles (entre 4.000 y 90.000, dependiendo de las fuentes). Y lo más grave es que, de los vertederos controlados, no llegan al 30% los que se ajustan en su diseño y funcionamiento a los requisitos que exige la legislación europea y estatal.

Como se puede concluir fácilmente de todo lo expuesto, la gestión de los residuos es compleja y necesita de herramientas que permitan su planificación. Una de estas herramientas son los Planes Nacionales de Residuos. Actualmente está en vigor el Plan Nacional de Residuos Urbanos para el periodo 2000-2006. En su concepción recoge, al menos de forma teórica, los planteamientos que se incluyen en la Ley 10/98 de Residuos. Y es teórica porque, si bien uno de los objetivos de la citada Ley es la prevención de la generación de residuos, al analizar la partida presupuestaria destinada a prevención, nos encontramos que ni siquiera alcanza un 5% de los 552.047 millones de las antiguas pesetas destinados al conjunto de actuaciones. En cuanto a la partida dirigida a concienciación y sensibilización ciudadana, no puede sino calificarse de ridícula. Se da la paradoja de que en el propio Plan se reconoce que existe una gran distancia entre la gravedad del problema que suponen los residuos y la percepción social que existe sobre el mismo.

© Ecologistas en AcciónPor ello, el intento, recogido en el Plan, de estabilizar la producción de RSU per cápita en España en los niveles de 1996 en el horizonte de 2002 no ha sido alcanzado. Y no sólo eso, sino que las estimaciones realizadas por la Agencia Europea de Medio Ambiente en 1999 para el conjunto de la UE (y España no se desvía de la tendencia al alza) calculaban que el incremento para 2010 superaría el 22%.

No obstante, esta situación puede ser sustancialmente modificada, como se ha demostrado en ciertos municipios de Cataluña en los que las tasas de basura se han ligado a la cantidad generada en cada domicilio, habiéndose conseguido porcentajes de reducción más que alentadores. También la forma de efectuar la recogida repercute sobre los resultados, siendo los sistemas de recogida selectiva puerta a puerta los que se han mostrado más eficaces en cuanto a los porcentajes de materiales recuperados.

Separar la materia orgánica

© Ecologistas en AcciónLa recogida selectiva de residuos es imprescindible que se realice de forma correcta para que pueda maximizarse el aprovechamiento de los materiales contenidos en la basura. Actualmente, es mayoritaria la separación en 4 fracciones, con contenedores diferenciados para papel y cartón, vidrio, envases y resto. Es decir, salvo excepciones no se recoge de forma separada la materia orgánica.

La materia orgánica, que supone cerca del 50% del contenido del cubo de la basura, puede ser fácilmente aprovechada mediante el compostaje, para luego usarse en agricultura, jardinería o para recuperar suelos degradados. Pero el compost sólo puede ser destinado a dichos usos cuando reúne unos requisitos mínimos de calidad que no pueden ser alcanzados sino a través de la recogida selectiva en origen.

© Ecologistas en Acción Cabe hacerse la pregunta de por qué en la mayoría de los municipios lo que se recoge separadamente son los residuos de envases, y no la materia orgánica. La respuesta la encontramos en la Ley 11/97 de Envases y Residuos de Envases, que obliga a los responsables de la puesta de envases en el mercado a hacerse cargo de la gestión de sus residuos, bien a través de sistemas de depósito, devolución y retorno, o bien formando parte de un sistema integrado de gestión (SIG). En España, Ecoembes es el SIG de residuos de envases, y ha establecido convenios con Ayuntamientos y Comunidades Autónomas en los que ha hecho prevalecer sus criterios e intereses en cuanto al tipo de recogida selectiva que debía efectuarse. Y en cuanto a la información que ofrece Ecoembes relativa a los porcentajes de materiales reciclados, procedentes de la recogida selectiva, hay que subrayar que se basan en declaraciones de las propias empresas, y no están suficientemente contrastados, si bien quedan a gran distancia de los porcentajes de otros países europeos, como Alemania.

En definitiva, los residuos suponen un gran problema ambiental en el que la opción más inteligente es la prevención. Generar menos residuos es responsabilidad de todos.

Más información: Ecologista nº 30, 27, 24, 20, 18, 16

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