Salimos de nuevo en primavera cuando se cumple un año del inicio de la pandemia. La vida se ha trastocado por la crisis sanitaria y ha reavivado las crisis ecológica, económica, social y de género que vivimos. Por ello, en este número de la revista Ecologista hemos creído oportuno abordar varias cuestiones vinculadas a estas crisis, pero, sobre todo, aprender de las sabias reflexiones del profesor de Economía ecológica, José Manuel Naredo.
Guiados por él, ahondamos en varios conceptos, como el de medioambiente. Un término adoptado por todos los actores, incluso por los responsables de su destrucción. En este sentido, en la charla, Naredo nos desvela que esta aceptación de l término medioambiente ha servido, entre otras cosas, para «distraer» de las verdaderas causas del deterioro ecológico al que asistimos. Pero también, sobre el deterioro del poder, pues, aunque las crisis y la pandemia deberían provocar, según el profesor, un «saneamiento» frente al mar de corrupción que vivimos, la corrupción sigue ganando la partida. Y reitera, como venimos denunciando, que lo que estamos viviendo no es algo casual, no es «un accidente natural, si no un accidente que ha llegado debido al saqueo del territorio, la ganadería industrial y, en definitiva, al sistema económico capitalista imperante...». Y frente a este síntoma de la covid-19 y las nuevas cepas del virus que están apareciendo, urge actuar frente a esas políticas y los intereses de grandes corporaciones que arrasan los ecosistemas y su biodiversidad.
El mundo entero está viviendo en primera persona las consecuencias. Pero los tratados internacionales no se paran. Como denunciamos en estas páginas de la revista, uno de los Acuerdos de Asociación más grandes del mundo, el de la Unión Europea y los países del bloque Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) van a acelerar esos procesos de destrucción y van a seguir imponiendo en el Sur global una política de apropiación y saqueo del territorio, con graves violaciones de los derechos humanos, como evidencia el asesinato decenas de personas activistas, cuyos responsables y cuyos inductores continúan sin ser desvelados.
Y todo esto para imponer una agroindustria de la soja que deforesta y agudiza el cambio climático; al tiempo que convierte a estos países en paraíso de transnacionales dispuestas a todo, como señala el último informe de Global Witness, que sitúa a Honduras como el país con la mayor tasa per cápita de asesinatos de personas defensoras del territorio y las poblaciones que los habitan.
Esta es la razón por la que Ecologistas en Acción lanza la web Los rostros de la soja, en la que se visibilizan las graves consecuencias de nuestro consumo de la soja y de esta agroindustria sobre el territorio y la vida de las personas, con graves implicaciones ecológicas y sociales.