Han pasado diez años desde que, tal y como señala uno de los documentos que se manejaron en los momentos previos a la constitución de Ecologistas en Acción, “a numerosas personas del movimiento ecologista les viniera dando vuelta en la cabeza la necesidad de crear una gran organización ecologista a nivel estatal”.
No se partía de la nada. Desde hacía tiempo en varias organizaciones venían confluyendo personas que se reclamaban del ecologismo radical y del conservacionismo, dando cuerpo a un modelo de ecologismo social que unía la preocupación por los territorios, por la vida que albergan y por la equidad y justicia social.
Después de esta década tenemos una organización que, aunque todavía tiene mucho delante por construir, ha realizado un importante camino. Ecologistas en Acción juega un papel importante en el movimiento ecologista español y es referencia en muchos campos del activismo social, entendido éste en un sentido amplio. Siendo pocos y pocas para la que está cayendo, hay que ver el ruido que metemos.
En este breve espacio, queremos dedicarle un instante a valorar, al margen de la eficacia de nuestro activismo en lo concreto, el hecho que supone la propia existencia de Ecologistas en Acción. En estos tiempos, en los que los movimientos, asociaciones y partidos políticos se dividen constantemente, uno de los grandes logros de nuestra organización ha sido darle la vuelta a esa tendencia. No ha sido fácil conseguirlo y no es fácil mantenerlo.
La articulación de diferentes miradas, desde el ecologismo más político al más conservacionista, desde el activismo en lo más local hasta las luchas globales, desde las tensiones entre las diferentes formas de estar en la calle o en las instituciones, desde la visión de las mujeres a las de los hombres, desde las diferentes identidades territoriales, desde la sensibilidad insular a la continental… Somos una sopa que se tiene que cocinar con mimo para que sus muy variados ingredientes den lo mejor de sí mismos y aporten su sabor específico a un plato común. Para conseguir esta sinergia, se han puesto en marcha mecanismos de construcción colectiva, discusión y debate; de toma de decisiones basadas mayoritariamente en el consenso con los tiempos que éste precisa; se ha respetado la independencia y la soberanía de cada grupo con la inevitables fricciones que se producen; se han puesto en marcha mecanismos activos de resolución de conflictos, que aunque no aseguran finales felices, sí que los posibilitan.
Construir otros mundos posibles requiere, desde ya, construir organizaciones que se articulen alrededor de los principios que defendemos para el conjunto de la sociedad. En Ecologistas en Acción hemos podido comprobar cómo las tensiones que se producen a causa de la diversidad –y que en lo cotidiano resultan a veces tan cansinas– o cómo las interminables discusiones de posicionamiento en las que surgen innumerables matices y visiones, terminan llevando a encontrar equilibrios en los que muchos y muchas nos reconocemos. Cuando la lógica del sistema lleva a la fracción, al aislamiento y a la hiperespecialización, hemos podido crear un espacio de unión, de síntesis, de integralidad, en donde lo mejor que tenemos son nuestros compañeros y compañeras, sus conocimientos, su inteligencia, su ilusión, su trabajo, sus ganas de aprender, su experiencia o la frescura de su inexperiencia. Que dure esta experiencia de caminar en tan buena compañía.