«Contención» fue una de las palabras más utilizadas en el mundo editorial durante la temporada pasada (septiembre 03-04). Contención ante un volumen de títulos editados claramente desproporcionado para un mercado en el que el libro va a la cola de las preferencias de consumo cultural, y ante unos índices de lectura bajos, todavía muy bajos, pese a las interpretaciones optimistas de los que dicen que «ahora se lee más que antes». (Naturalmente. Ahora tampoco tenemos analfabetos en España. Y también tenemos más bibliotecas: pocas y mal dotadas aún, pero más que «antes», sin duda). Pero no hay que engañarse: de la más absoluta miseria cultural del franquismo hemos pasado, en apenas tres décadas de democracia, a una modesta medianía, reiteradamente sustentada —pese a rotundas promesas electorales y buenas intenciones— en unos presupuestos de cultura siempre insuficientes y en unas políticas culturales erráticas y de parcheo de los sucesivos gobiernos del país, tanto si se habla de los centrales como de los autonómicos.
Pero la contención no fue tal. De los 69.893 títulos editados en 2002, se ha pasado a 77.950 en 2003. Un 11,53% más. En infantil-juvenil también ha aumentado la producción: un 36,19% más. Y es que la rotación rápida de novedades, que sigue siendo la tónica dominante en un mercado basado en el impacto mediático, obliga a una producción editorial acelerada y voluminosa, imposible de abarcar incluso para los profesionales y en la que resulta difícil orientarse. El sector editorial ha entrado en una disparatada carrera, a la que se ha incorporado también el del libro infantil y juvenil, en la que se pierden muchos títulos interesantes que nunca podrán competir con los de «autores» con tirón popular, sean deportistas, cantantes, inmigrantes ejemplares y todo tipo de personajes televisivos, desde los Lunnis y Las Tres Mellizas, hasta un «hombre del tiempo» que escribe cuentos relacionados con la meteorología, pasando por las precoces niñas fashion, tipo serie televisiva, que proliferan en las nuevas colecciones para chicas. Ésos (y el último Harry Potter, claro) son los libros de moda, los más visibles, los que promocionan los editores, por los que apuestan, y también los que tienen repercusión en los medios de comunicación. Y son intercambiables. Cualquiera de ellos puede sustituir al otro en una carrera en la que cuenta el brillo y el ruido, y en la que apenas hay lugar ni tiempo para valoraciones literarias o artísticas.
Aunque esta alegría de cifras puede estar a punto de cambiar, sobre todo para los editores del sector infantil-juvenil, tan ligado al del libro de texto. El cambio de gobierno, propiciado por las elecciones de marzo, ha supuesto, además del inevitable parón en la actividad por el traspaso de poder y los relevos de equipos, la suspensión de la Ley de Calidad de la Enseñanza, que ha dejado a los editores con los nuevos libros del curso 04-05 en la imprenta y con dificultades contables. Y no sólo eso. En Cataluña, donde también hay nuevo gobierno desde finales de 2003 —ahora en manos de un tripartito de izquierdas—, ya se está revisando la política del libro, supeditada por el anterior gobierno a la política lingüística, y que se ha revelado como escasamente eficaz, tanto en el fomento del catalán como de la misma lectura.
Los cambios se notarán también en el Plan de Fomento de la Lectura 2001-2004, puesto en marcha por el Partido Popular, que llega a su fin este año, y que el nuevo equipo ministerial, del PSOE, en un gesto que le honra, ha asumido como propio, asegurando su continuidad y mejora. Aunque no está claro todavía que la principal y más sustancial mejora del Plan, que es el establecimiento reglado y para todos los centros de enseñanza de las bibliotecas escolares, vaya a producirse…
Tiempo, pues, de cambios, cuyos primeros efectos podemos comenzar a ver este otoño.
15 Mujeres con premio
Este año las mujeres han sido las protagonistas de los premios más importantes —por prestigio o por dotación— de literatura infantil y juvenil. Mariasun Landa, con Krokodiloa ohe azpian (Alberdania), fue la ganadora del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil que, además, recayó por primera vez en una obra escrita en euskera. Un merecidísimo galardón para una de las autoras de referencia de la LIJ española, tanto en España, donde la mayoría de sus obras, una treintena, han sido traducidas al castellano, catalán y gallego, como en el extranjero, donde además de en inglés, francés y alemán, algunos de sus libros pueden leerse también en griego y en árabe. La obra premiada ha sido traducida este mismo año al castellano —Un cocodrilo bajo la cama (SM)— y al catalán —Un cocodril sota el llit (Cruïlla)—, al igual que El calcetín suicida (Anaya), Mi testaruda bicicleta (Edelvives) y El patito y el sauce llorón (Algar)/L'anec i el salze (Bromera), anteriormente publicadas en euskera. Para quienes todavía no lo hayan hecho, ésta es la ocasión para entrar en el personal y siempre sugerente universo literario de Landa.
Por otra parte, los premios literarios mejor dotados de la especialidad, el Barco de Vapor y el Gran Angular, del Grupo SM, han sido este año también para mujeres: Paloma Bordons (Sombra) y Care Santos (Los ojos del lobo), respectivamente.
La madrileña Bordons hizo además doblete, al conseguir el Premio Edebé Infantil, con Mi abuelo el Presunto, una tierna y divertida novela realista, totalmente opuesta a la historia de corte fantástico de Sombra, lo que demuestra su versatilidad como narradora. Una versatilidad que se da también en la catalana Care Santos, autora y crítica literaria que escribe indistintamente para adultos y para jóvenes, y que en 2003 pasó del libro de relatos para adultos Matar al padre (Algaida), Premio Ateneo Joven de Sevilla, a la dramática radiografía de un secuestro que es Los ojos del lobo y a la divertida novela Operación Virgo (Diagonal), en la que se narra con frescura la iniciación al sexo de dos jóvenes amigas.
Otra autora que alterna la narrativa juvenil con la de adultos, Luchy Núñez (Tarragona, 1944), ha resultado doblemente premiada este año con dos novelas sobre la problemática de la vida cotidiana, pero con argumentos y registros bien diferentes: una dramática denuncia social sobre una violación y sus secue-las en Esa extraña vergüenza (Everest), Premio Leer es Vivir Juvenil, y una divertida historia de amor romántico en ¿Quién dijo viejo? (Bruño), Premio de la CCEI de Creación.
Dos autoras catalanas de larga y reconocida trayectoria, y una valenciana emergente han estado también en el pal-marés. Dolors Garcia i Cornellà fue Premio Bancaixa con la novela histórica L'esclau del Mercadal (Bromera); Montserrat Galicia ganó el Premio Enric Valor con la novela de ciencia-ficción, L'habitació de la Bàrbara (Edicions del Bullent), y Gemma Pasqual fue galardonada por los bibliotecarios valencianos con el Premio Samaruc Juvenil por Et recorde, Amanda (Alfaguara/Voramar), una novela que tiene como trasfondo la dictadura de Pinochet y el drama de los desaparecidos.
Además, cabe destacar la coincidencia de cinco debutantes, mujeres también, que han sido galardonadas por su primera obra en las especialidades de literatura, ilustración, poesía y teatro. El prestigioso premio Lazarillo de Ilustración fue para la joven Tae Mori (Madrid, 1978), por Los alimentos (Anaya), título de la colección Adivina y Pegatina ideada por Isabel Cano, mientras que Mariona Cabassa (Barcelona, 1977), con Conte per contar mentre es menja un ou ferrat (Kalandraka) fue la ganadora de la primera edición del Premio Junceda de Ilustración, creado por la Associació Profesional d'Il·lustradors de Catalunya (APIC). Por su parte, Jordina Biosca (Vilafranca del Penedès, Barcelona, 1971) ganó el también recién creado Premio Mercè Llimona de Literatura Infantil Ilustrada con el cuento Un sac ple d'estrelles (Publicacions de l'Abadia de Montserrat), ilustrado por otro debutante, Jacob Taurà (Barcelona, 1978).
Y otro nuevo premio, el Luna de Aire de poesía infantil, convocado por el CEPLI (Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y la Literatura Infantil de la Universidad de Castilla-La Mancha) de Cuenca, fue para Isabel Cobo (Madrid, 1958) con su primer poemario, Versos para estar guapo, editado por el propio CEPLI.
Finalmente, Carmen Fernández Villalba (Sevilla, 1962), consiguió con Dora, la hija del Sol (SGAE/Anaya) el Premio SGAE de Teatro Infantil y Juvenil en su tercera convocatoria.
Hombres: de la creación para adultos a la LIJ
Entre los nueve autores premiados que firman sus obras en castellano (los autores en otras lenguas son tratados en los artículos que siguen a continuación), cabe destacar dos curiosas coincidencias. Todos ellos trabajan habitualmente para adultos y han sido galardonados por lo que constituye su primera incursión en el ámbito infantil-juvenil. Las tres excepciones son el artista gráfico Ajubel (Cuba, 1956), Premio Nacional de Ilustración por El pájaro libro (SM), su tercer libro para niños; Ricardo Gómez (Segovia, 1954), Premio Alandar por la novela juvenil El cazador de estrellas (Edelvives), que se inició en la literatura para jóvenes en 2000 y tiene, hasta el momento, cinco obras publicadas, y Juan Carlos Martín Ramos (Córdoba, 1959), poeta que permanecía inédito hasta el año pasado, cuando ganó el Premio Leer es Vivir (Las palabras que se lleva el viento, Everest), y que este año ha sido galardonado con el Lazarillo de Creación por Poemamundi (Anaya), su segundo poemario.
Escritor de guiones para el cine y la televisión, Rafael Calatayud (Caracas, 1969, pero valenciano desde los 7 años) fue el ganador del Premio Ala Delta con su primer libro para niños, En el mar de la imaginación (Edelvives), y Eloy M. Cebrián (Albacete, 1963), autor de nar-rativa para adultos y director de una revista literaria, ganó el Premio Jaén con Bajo la fría luz de octubre (Alfaguara), su primera novela para jóvenes.
Por su parte, Pablo Pérez (Alicante, 1971), especialista en literatura oral y de oficio cuentacuentos para adultos, y Pablo Auladell (Alicante, 1972), dibujante de cómic, fueron los ganadores del Premio Ciudad de Alicante con Mar de sábanas (Anaya), su primer álbum ilustrado infantil. Y el norteamericano afincado en Barcelona Philip Stanton (1962), diseñador gráfico y pintor, se estrenó en la ilustración para niños con Ring 1-2-3 y el mundo nuevo (Destino), cuento del veterano Emili Teixidor, con el que ambos ganaron el Premio Destino Infantil Apel·les Mestres.
Mención aparte merece el regreso de Pablo Echevarría (Bilbao, 1963) a la ilustración de libros infantiles. Nombre importante en los 80, que había abandonado la especialidad para dedicarse a la pintura, ha vuelto ahora con el álbum Una amistad peligrosa (SM), con el que ha conseguido el Premio Internacional de Ilustración de la Fundación Santa María.
Los mejores libros del año
Premios aparte, cabe reseñar una serie de títulos que, por su especial calidad, han destacado este año. En narrativa juvenil, de autores españoles: El fantasma anidó bajo el alero (Anaya), de Emilio Pascual; Tres cuentos de hadas (Siruela), de Gustavo Martín Garzo; y La compañía de las moscas (Alfaguara), de César Mallorquí. De extranjeros: Harry Potter y la Orden del Fénix (Salamandra), de J. K. Rowling; La joven de las naranjas (Siruela), de Jostein Gaarder y La isla de las palabras (Salamandra), de Eric Orsenna; Benny y Babe (Destino), de Eoin Colfer; Corazón kikuyu (Edelvives), de Stefanie Zweig; Gregor. La profecía del gris (Alfaguara), de Suzanne Collins, uno de los últimos hallazgos de la literatura fantástica; y, para más pequeños, la nueva serie de El Vampirillo (Espasa Calpe), de la siempre divertida Renate Welsh; y los nuevos títulos de la muy popular colección Cuatro Amigos y Medio (Edebé), de Joaquim Friedrich.
En el apartado de libros ilustrados, destacaron especialmente los espléndidos álbumes África, pequeño Chaka (Edelvives), de las francesas Marie Sel-lier y Marion Lesage y La isla (Lóguez), de Armin Greder. Junto a ellos, varios títulos del atractivo catálogo de Serres, en un año especial para la editorial catalana que abre sede en México: valores seguros como Lucy Cousins, con Sueños de colores y Maisy va de excursión y Lauren Child, con ¿Quién teme al libro feroz?; un nuevo autor-ilustrador, Todd Parr, con Pelos y Está bien ser diferente, y un título innovador y atrevido sobre la homosexulidad, Rey y Rey, dirigido a niños pequeños.
Además, El último refugio (Fondo de Cultura Económica), con ilustraciones de Roberto Innocenti, álbum ganador del Premio Llibreter 2004; La cama mágica (Kókinos), de John Burningham; La reina de los colores (Lóguez), de Jutta Bauer, Zoológico (Diagonal), de Jöel-le Jolivert; y los mini-álbumes de la Biblioteca del Ratoncito Pérez (Corimbo).
Entre los ilustrados de autoría espa-ñola, cabe mencionar Lula va al mar (RqueR), de Javier Mariscal y, dentro de la colección Sopa de Libros (Anaya), la serie Sopa de Cuentos dedicada a los cuentos populares, en la que participan ilustradores como Elisa Arguilé, Javier Sáez Castán, Judit Morales y Adrià Gòdia, Carmen Segovia, Ana Juan, Elena Odriozola y Xan López Domínguez, además de los títulos publicados por las Serres, Lumen y Brosquil con motivo del Año Dalí, que se mencionan en el artículo dedicado a Cataluña por ser obra de autores catalanes, y la nueva colección Makakiños (El conejo blanco y La ratita presumida), de Kalandraka, dirigida a niños que tienen dificultades de aprendizaje.
Los imperdibles
Este año, los editores han continuado recuperando títulos memorables, algunos de ellos auténticos clásicos modernos, con ediciones agotadas o inéditos todavía en España, como es el caso de Las noches del gato verde (Siruela), de Elisabeth Mulder y de Fábulas (Corimbo), de Arnold Lobel y Los niños del bosque (ING Edicions), de Elsa Beskow. Entre los primeros: El grillo silencioso (Kókinos), de Eric Carle y los españoles Las hadas de Villaviciosa de Odón, de María Luisa Gefaell y la edición facsímil anual del CEPLI de Cuenca, esta vez del libro ilustrado por Joan Llaverias en los años 20, Monita, Babuino.
Mención aparte merece la iniciativa de Alfaguara de reeditar todos sus títulos de Roald Dahl, en una colección especial: Biblioteca Roald Dahl.
Finalmente, cabe recomendar como «imperdibles», las obras de tres autores extranjeros, bien conocidos en España, que han merecido este año reconocimiento internacional. Se trata de los Premios Andersen Martin Waddel (Irlanda) y el ilustrador-autor holandés Max Velthuijs (veáse CLIJ 163, septiembre 2003). Los candidatos españoles, Juan Farias y el ilustrador Javier Serrano se quedaron a las puertas de los «pequeños Nobel», pero también sus libros resultan «imperdibles». La tercera autora es la brasileña Lygia Bojunga Nunes (veáse CLIJ 173, julio-agosto 2004), ganadora del Memorial Award Astrid Lindgren, en su segunda convocatoria.
Libros para compartir
Una de las tendencias de este año han sido los libros para compartir entre niños o jóvenes y adultos. Diferentes a los clásicos volúmenes de cuentos, poemas o folclore infantil para utilizar como recurso en casa, cuya edición también ha proliferado, se trata en este caso de «libros de familia», que interesan igualmente a unos y a otros, bien porque dan pistas a los padres para iniciar a los más pequeños en la lectura y en la complejidad de la vida, bien porque son libros de divulgación con un contenido serio y expuesto con amenidad, que permite a los mayores refrescar conocimientos y a los más jóvenes acceder a interesantes informaciones.
Entre los primeros, cabe destacar tres títulos de Anaya: Todo un mundo y Pregúntame, dos libros de imágenes para aprender a mirar y a nombrar la realidad con imaginación, y El gran libro de la Navidad, una miscelánea de relatos, tradiciones, costumbres y propuestas sobre la celebración de la Navidad en el mundo. También la colección El Árbol de la Vida, de Serres, con títulos sobre el divorcio —Enredos de familia— y el síndrome de Down —Inés crece despacio—. Así como los «diarios rojos» de Flanagan y de Carlota, dos entretenidos y muy explícitos manuales novelados de sexo para adolescentes, protagonizados por los populares protagonistas de las novelas de Andreu Martín/ Jaume Ribera y Gemma Lienas, respectivamente, que ha editado Destino.
Entre los segundos, destacaron Una universidad para los niños (Crítica), Los niños preguntan, los Premios Nobel contestan (Oniro), El libro de los animales misteriosos (Siruela) y Querido profesor Einstein (Gedisa).
Mención aparte merece Cien libros para un siglo (Anaya), un volumen especial coordinado por el Equipo Peonza (editores de la revista del mismo nombre), en el que han colaborado más de medio centenar de especialistas, y en el que se recogen, a modo de una selección de «clásicos modernos», cien de las mejores obras literarias del siglo xx para niños y jóvenes.
Actividad editorial
Los cambios en el mundo editorial han seguido este año. Poco antes del verano se produjo el anunciado relevo de Xavier Blanch en La Galera, la editorial catalana que este año cumplió 40 años de actividad. Contrariamente a lo que se esperaba, el activo editor de LIJ no se quedó en el Grupo Enciclopèdia Catalana, sino que se ha incorporado a Hermes Editora General. La nueva editora de La Galera es Lara Toro.
En el Grupo Planeta, la veterana Marta Vilagut se hizo cargo de Destino Infantil tras el breve paso de Patrizia Campana por la editorial. Vilagut está al frente, también, de una de las iniciativas más importantes que el grupo ha puesto en marcha este año: el lanzamiento de la nueva línea infantil-juvenil Planeta&Oxford, dirigida al canal escolar. Se trata de un Plan Lector para Primaria y Secundaria, que se abre con 45 títulos organizados en tres colecciones —Camaleón (infantil), Nautilus (juvenil) y Rincón de Lectura (clásicos)—, y que se publicará en las cuatro lenguas oficiales del Estado.
Por su parte, la histórica Molino cerró su larga etapa de independencia y se ha incorporado al Grupo RBA. Y en el extremo contrario, dos pequeñas editoriales se expanden: la citada Serres, que abre sede en México, una aventura en la que contará con la colaboración del antiguo editor de Fondo de Cultura Económica, Daniel Goldin, y la gallega Kalandraka que, tras instalarse en Cataluña, lo ha hecho este año también en Andalucía. Y junto a ellas, un distribuidor que se convierte en editor: Pujol & Amadó, que incorpora a su fondo infantil el de la británica Usborne, y coeditará libros ilustrados con la argentina Nicanitasantiago.
En otro orden de cosas, Cruïlla celebró con una gran fiesta el 20 aniversario del Premio Vaixell de Vapor y Alfaguara los 10 años de Manolito Gafotas, de Elvira Lindo, con una exposición de los dibujos de Urberuaga. Y en el terreno de las publicaciones periódicas infantiles, Cataluña celebró el centenario de la emblemática En Patufet, y el número 1.000 de Cavall Fort.
Fomento de la lectura
El Plan de Fomento de la Lectura, citado ya al principio de estas líneas, ha sido el impulsor, directa o indirectamente, de numerosas actividades de promoción de la lectura, pero, quizás su mayor logro ha sido la creación de un nuevo estado de opinión, favorable y sensible a la «cuestión de la lectura», que durante este año especialmente ha ocupado los medios, y ha sido el acicate para diversas iniciativas en todo el país, e incluso en televisión. Por ejemplo, la recuperación de los mini-espacios infantiles para «irse a la cama», siempre con libros en la mano de Tele 5 y TV3, o el lamentablemente fallido programa Un, dos, tres… ¡A leer esta vez!, de Ibáñez Serrador en TVE. O las campañas dirigidas a recién nacidos, Proyecto Cuentos, del Ayuntamiento de Gijón (Asturias), que regala «el primer libro del bebé» a cada niño nacido en el municipio, y Nascuts per Llegir (Nacidos para leer), iniciativa del Consell Català del Llibre per a Infants i Joves, del Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Cata-lunya y las asociaciones de pediatras, enfermeros y comadronas catalanes, que pretende la iniciación a la lectura desde el primer mes de vida del niño.
También influyó, sin duda, en la sorprendente concesión del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a J. K. Rowling; en la creación de un nuevo premio en el LIBER, dedicado al fomento de la lectura en bibliotecas, que fue para los bibliotecarios Isabel Fonseca y Manuel Carrión; en el Premio Atlántida del Gremi d'Editors de Catalunya al programa de Ràdio Vilafranca Llegir per sentir, de Josep M. Soler y Pere Martí; en la creación, por parte de los libreros (CEGAL) especializados en infantil, del Club Kirico en internet.
El Premio Nacional de Fomento de la Lectura, del Ministerio de Cultura, fue para la Feria del Libro de Madrid, y para el micro-espacio de TVE, Un libro, una vida. Y el IV Premio Periodístico de artículos sobre lectura de la Fundación GSR, fue para Gustavo Martín Garzo.
En cuanto al S.O.L. (Servicio de Orientación de Lectura; www.sol-e. com), el proyecto de mayor alcance del Plan de Fomento, en el que participa la Federación de Gremios de Editores y que realiza la Fundación GSR, comenzó 2004 cumpliendo un esperado objetivo: la incorporación de títulos en todas las lenguas españolas (en una primera etapa sólo recogía libros en castellano), y finalizó el ejercicio con un espléndido balance, que refleja su implantación, y que, brevemente, se puede resumir en cifras: 4.500 títulos, 1.500.000 visitas y un amplio fondo documental para padres y profesionales.
Jornadas y encuentros
Cada año se celebran en toda España cerca de una treintena de jornadas, encuentros y congresos dedicados a la LIJ y la lectura, que en su mayoría cuentan también con el apoyo del Plan de Fomento de la Lectura.
Según nuestro calendario particular (septiembre 03-04), la agenda comienza en Fuenlabrada (Madrid), donde el CAP y el Seminario de Bibliotecas Escolares de Fuenlabrada organizan sus Jornadas de Bibliotecas Escolares, a las que, desde este año, el décimo ya, se unen también las de Animación de la Lectura.
Octubre de 2003 no tuvo actividad, pero acogerá en 2004 tres iniciativas: el I Congreso de Literatura Infantil «Gradúa tu lectura», del Grupo Editorial Luis Vives, que se celebrará en Santander, el Encuentro Internacional Valores y Lectura, bajo el lema «Alfabetización para una sociedad multicultural», que convoca el CEPLI de Cuenca y el I Encuentro Estatal de Cuentistas y Cuentacuentos, que tendrá lugar en Arcos de la Frontera (Cádiz).
Noviembre es el mes habitual del Simposio sobre Literatura Infantil y Lectura de la Fundación GSR, en Madrid, que en 2003 tuvo como tema «Leer en casa. Espacios privados. Espacios públicos». A él se unió el Congreso «Libros de Aventuras», convocado por la Asociación Galtzagorri (sección vasca de la OEPLI) y celebrado en Vitoria.
En diciembre se celebra el Congreso de la Asociación Nacional de Investigación de la LIJ (ANILIJ), que estuvo dedicado a «Mundos en conflicto» y que tuvo lugar en Vigo.
Tras la pausa navideña, en febrero, los bibliotecarios, encabezados por la Biblioteca de Guadalajara, se movilizaron y convocaron, con urgencia y bastante ruido mediático, las Jornadas contra el Préstamo de Pago, para protestar por la normativa europea que obliga a cobrar un canon de derechos de autor por los libros prestados en las bibliotecas públicas. Del ruido, que básicamente intentaba preservar la integridad de los escasos presupuestos para la compra de libros y el derecho de los usuarios a un servicio gratuito de lectura, se ha pasado a una negociación en busca de soluciones.
En mayo se celebran habitualmente las Jornadas sobre Bibliotecas Infantiles, Juveniles y Escolares de la Fundación GSR, que en su 12ª edición tuvieron como lema «Pero, ¿qué leen los adolescentes?». Este año, además, la Asociación del Libro Infantil de Almería (ALIN), celebró el Encuentro «Juegos literarios: el deporte y la lectura». Y en Madrid, tuvo lugar una nueva e interesante convocatoria: las Jornadas Euro-peas del Libro Infantil y Juvenil, convocadas por el British Council, el Goethe Institut, el Institut Français, el Istituto Italiano de Cultura, y la Dirección General del Libro del Ministerio de Cultura español. Una magnífica iniciativa, que el Goethe Institut celebró paralelamente también en Barcelona, donde organizó la Semana del Libro Infantil y Juvenil, bajo el lema «Llegir mola». Además, en mayo tuvo lugar el Congreso de Editores, celebrado este año en Vigo, donde tuvo su primera intervención pública el nuevo Director General del Libro del Ministerio de Cultura, Rogelio Blanco.
Junio es, desde hace dieciocho años, el mes de las Jornadas de Animación a la Lectura de Arenas de San Pedro (Ávila), que dirige Federico Martín Nebras, y que este año tuvieron como lema «Alguna vez recuerdo ciertos días de junio…». Además, este año, dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, se celebró el Seminario sobre Hans Christian Andersen, con el título «Andersen, Ala de Cisne: actualización de un mito (1805-2005)», dirigido por Jaime García Padrino, y que se anticipa así a la celebración en 2005 del bicentenario del nacimiento del gran clásico de la LIJ.
Y finalmente, julio es el mes de Cuenca, donde se celebra cada año el Curso de Verano organizado por Pedro C. Cerrillo, de la Universidad de Castilla-La Mancha, y que este año estuvo dedicado a «Literatura Infantil y Educación Literaria».
Punto y seguido
El panorama, como se ha visto, indica la solidez del sector del libro infantil. Sin ser especialmente brillante, sino más bien de continuidad, y pese a las incertidumbres de un año electoral, los resultados de este ejercicio no han sido malos, y las perspectivas del próximo parecen buenas. Los nuevos políticos no han llegado, afortunadamente, con intención de hacer «borrón y cuenta nueva», sino con voluntad constructiva… y una cierta fijación «quijotesca», que quizá sirvió en un primer momento para entretener la puesta en marcha de una concreta política del libro, que debería comenzar a verse este otoño. Y el año se cerrará con una importante presencia española en la Feria del Libro de Guadalajara (México), donde Cataluña será la invitada de honor, para dar paso, en 2005, al Año del Libro y la Lectura catalán, promovido por el Ayuntamiento de Barcelona, a las celebraciones del cuarto centenario de la publicación del Quijote y del bicentenario de Andersen, y a la presencia de España, como país invitado, en la Feria del Libro de Bolonia (Italia).