CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil)

La herencia literaria de Harry Potter

por Blasina Cantizano Márquez

CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil) nº 171, mayo 2004

Tras los títulos Harry Potter y la piedra filosofal (1997), Harry Potter y la cámara secreta (1998), Harry Potter y el prisionero de Azkabán (1999), Harry Potter y el cáliz de fuego (2001) y el más reciente Harry Potter y la orden del Fénix (2003), el joven Potter se ha convertido en un personaje universal que de una existencia meramente literaria ha trascendido a otros campos como el cine, los videojuegos e incluso los juguetes. La pottermanía asociada al personaje y a toda la saga de J. K. Rowling no deja indiferentes a jóvenes lectores o público general, pues es más que sorprendente la forma en que millones de seguidores de todo el mundo aguardan la llegada de las últimas aventuras de Harry, bien en formato literario, bien como película de cine, vídeo o DVD de consumo familiar. Lo curioso es que hasta la prensa más seria se hace eco de la publicación de un nuevo título o del estreno internacional de su versión cinematográfica, convirtiendo a Harry Potter en personaje mítico, puente de unión entre dos siglos y sólido símbolo en una época caracterizada por la crisis de los valores tradicionales y una acuciante desmotivación juvenil generalizada.

Entonces, y ante tal panorama, surgen varias cuestiones: ¿qué tiene Harry Potter que no tengan o hayan tenido otros personajes literarios?, ¿por qué razón sus aventuras cautivan a público y crítica por igual?, en definitiva, ¿por qué la saga de Harry Potter tiene tanto éxito? Como respuesta, y de forma paralela a la publicación de estos cinco títulos, han surgido múltiples estudios que señalan factores como la naturaleza del personaje, el tipo de aventuras, la forma de presentar la trama, etc. como responsables principales de su extraordinaria acogida. En este sentido, estas páginas van a servir para ampliar la respuesta, pues desde aquí vamos a analizar los elementos característicos de diferentes géneros y autores literarios anteriores y cómo se combinan entre sí en esta saga, y también vamos a ver cómo Harry Potter responde a toda una larga tradición de literatura infantil de la que es heredero universal. Con este propósito, este estudio también puede ser interpretado como una revisión histórica de todas las aportaciones de la literatura infantil anterior que se han combinado magistralmente en un producto de la literatura juvenil de éxito arrollador.

Los cuentos populares Siguiendo un planteamiento crono-lógico es necesario remontarnos en el tiempo y hacer referencia al carácter oral de las primeras manifestaciones li terarias, composiciones que en forma de canciones o baladas se transmitían de generación en generación hasta la llegada de la escritura, momento en el que algún compilador se hacía eco de las mismas y las recogía de forma escrita. Esta primera literatura, en forma de cuento popular, está cargada de personajes fantásticos (hadas, brujas, gigantes, duendes, etc.) y también de seres extraordinarios de origen mitológico, que en el caso de la literatura en lengua inglesa pueden provenir bien de la tradición clásica de Grecia y Roma, bien de culturas celtas o nórdicas. Tomando la saga de Harry Potter como ejemplo, es de obligada referencia hablar de la existencia de los numerosos personajes mitológicos que van apareciendo de forma progresiva a lo largo de los títulos, la mayoría de estos seres habitan el Bosque Encantado cercano a Hogwarts, como los pequeños dragones que cría Hagrid, los mágicos unicornios y los centauros. Algunos de estos seres conviven con los estudiantes en el castillo como Fawkes, el ave fénix mascota de Dumbledore, el basilisco protagonista de Harry Potter y la cámara secreta, o Buckbeak, el fantástico hipogrifo (mitad caballo, mitad águila) de Harry Potter y el prisionero de Azkabán.

Junto con la utilización de estos y otros seres extraordinarios de los cuentos populares, las aventuras de Harry Potter siguen también una estructura clásica: planteamiento, nudo y un desenlace feliz donde se resuelve el misterio planteado inicialmente. Salvando algunas diferencias, la temática también suele ser de corte tradicional, es más "la fórmula moral se repite en casi todas las historias: los gigantes y personajes de gran corpulencia y estatura siempre son derrotados por personajes más pequeños y débiles pero de mayor habilidad e inteligencia", [ 1 ] recordemos ahora que es así como el inexperto Harry ha podido derrotar al malvado Voldemor y sus secuaces en todas las ocasiones en las que se han enfrentado. Es más, las aventuras de Harry Potter suelen terminar de manera similar, característica que ya Propp resaltaba en los cuentos tradicionales, en ambos casos y con muchos años de diferencia, "el héroe y su agresor se enfrentan en un combate, el agresor es vencido, la fechoría inicial es reparada o la carencia colmada". [ 2 ]

La literatura fantástica Los cuentos populares o cuentos de hadas tuvieron su época de esplendor en Gran Bretaña durante el Romanticismo, sobre todo por el interés de los románticos en rescatar del olvido las leyendas populares y mantener vivo el folclore propio de cada país o región. Durante esta época, en Inglaterra se recopilaron y tradujeron las obras de los grandes autores de cuentos tradicionales en el continente europeo, así los cuentos de Per-rault se publicaron como Popular Fairy Tales (1818), los de los hermanos Grimm como German Popular Stories (1823), y los de H. C. Andersen como Wonderful Stories for Children (1846).

Tras el éxito alcanzado, los cuentos de hadas tradicionales fueron tomados como modelo en los relatos fantásticos posteriores, sobre todo en aquellos publicados durante la época victoriana. Personajes, aventuras o lugares que ya aparecían en aquellos primeros cuentos se retoman, transforman y adaptan a las necesidades de la población y el entorno en el que los relatos van a ver la luz. Surge entonces una literatura fantástica, altamente imaginativa, que incluye distintos tipos de cuentos: desde los protagonizados por animales como Black Beauty (1877), de Anna Sewell, hasta las historias de misterio o de ciencia ficción de H. G. Wells en títulos como La máquina del tiempo (1895) o El hombre invisible (1897).

Ya en el siglo XX, estos relatos fantásticos se alejan poco a poco de las reminiscencias de los cuentos de hadas y evolucionan libremente hasta llegar a convertirse en títulos tan conocidos como Peter Pan (1904), de J. Barrie, Winnie-the-Pooh (1926), de A. A. Milne o Mary Poppins (1934), de P. Travers, que han llegado a ser clásicos de la literatura infantil en lengua inglesa, a los que sin duda podemos añadir las aventuras de Harry Potter.

Historias de colegios Apartándonos de los elementos fantásticos, encontramos otro género literario que subyace bajo las aventuras de Harry Potter: la "ficción realista", tendencia que ficcionaliza escenarios y personajes del entorno del lector para hacer la historia más verosímil y próxima al público. Estos relatos de corte realista suelen tener lugar en un entorno doméstico y familiar, al igual que en muchas comedias de la televisión actual, la casa, el jardín o el colegio se convierten en el escenario de la aventura, por muy increíble o fantástica que parezca. En Harry Potter el entorno doméstico de los Dursley no merece más que un capítulo, normalmente el inicial, y sirve para ridiculizar la forma de vida de esta particular familia de muggles.

En esta saga, el escenario de aventuras es Hogwarts, un particular colegio encargado de la formación de futuros magos. En la tradición literaria inglesa las "historias de colegio" aparecen por vez primera en el siglo XVIII con el título The Governess (1749), de Sarah Fielding, posteriormente llegaría The Crofton Boys (1841), de Harriet Martineau. La vida y la atmósfera de estos centros también llamaron la atención de grandes escritores de la época, quienes utilizaron escenas y escenarios relacionados con la vida colegial, como Charlotte Brontë en Jane Eyre (1847), y Charles Dickens en Dombey and Son (1848) y David Copperfield (1850).

A mitad de la época victoriana, se produjo una mejora de la educación tanto por la creación y expansión de centros públicos y privados como por los cambios pedagógicos que tuvieron lugar, promoviendo el deporte y la formación moral de los estudiantes. Como resultado de esta mejora generalizada, aparecieron relatos juveniles que tenían lugar y trataban temas relacionados con la vida en los centros educativos, en los que se describían experiencias similares a las de sus lectores: la existencia de grupos, la amistad, la rivalidad (en deportes o estudios), el honor, la relación con la autoridad del centro, la relación alumnado-profesorado, etc.

Curiosamente, éstos son los mismos temas que se tratan, de forma directa o indirecta, en los relatos de Harry Potter: la especial relación de Harry con sus amigos Ron y Hermione, la amistad y el compañerismo que se establece entre ellos, la rivalidad y competencia permanente entre los miembros de las distintas casas, la existencia de cierto código de honor en Hogwarts, la práctica del quidditch, la relación con el director Dumbledore y el resto del profesorado, etc.

Un título clásico de este subgénero es Tom Brown´s Schooldays (1856), escrito por Thomas Hughes, discípulo de Thomas Arnold, uno de los principales reformadores del sistema educativo desde su cargo de director del centro educativo de Rugby (de 1828 a 1842). Tal como hoy los títulos de Harry Potter avanzan en el tiempo siguiendo la formación del joven protagonista en Hogwarts, este autor sigue la trayectoria académica de su personaje hasta llegar a narrar sus experiencias universitarias en Tom Brown at Oxford (1861). Tanto fue el éxito de estos relatos de colegio que, posteriormente, aparecieron títulos dedicados a completar esta visión masculina de la vida escolar tratando las vivencias y experiencias femeninas en los colegios para chicas. Tal es el caso de A World of Girls: The Story of a School (1886), de L. T. Meade, título que recoge las experiencias de un grupo de chicas de clase social alta en un internado para señoritas. Por suerte, con el paso del tiempo los colegios exclusivos para uno u otro sexo se convierten en centros mixtos como Hogwarts donde la instrucción de los alumnos se ofrece por igual, sin tener en cuenta distinciones de sexo. Y la integración de los sexos es tal que hasta en el juego del quidditch los equipos son mixtos.

Huérfano como los héroes de Dickens Heredera de esta larga tradición escolar, J. K. Rowling no es la primera en situar su acción en un colegio de magia, ya en 1974, la también británica Jill Murphy comenzó una serie de relatos sobre la particular Academia de Brujas de la señorita Cackle, cuyas alumnas vestían uniformes de color negro y acudían al centro en sus propias escobas el primer día de curso.

Tampoco el personaje de Harry Potter es de creación original, sino que responde a un estereotipo literario del que forman parte muchos personajes considerados como clásicos de la literatura inglesa. Al más puro estilo de Charles Dickens, Harry tiene mucho en común con los protagonistas de obras tan célebres como Oliver Twist (1838), Nicholas Nickleby (1839), La tienda de antigüedades (1840), David Copperfield (1850), Casa desolada (1852) o Grandes esperanzas (1860). Con todos ellos comparte el hecho de ser huérfano y haber llevado una vida de penalidades.

A lo largo de toda la producción de Dickens, se aprecia la predilección del escritor por los niños desvalidos, como afirma Tébar: "Los huérfanos, paradigma del niño desgraciado, son su material humano más frecuente y más querido". [ 3 ] Al estudiar a estos personajes-niño, se puede observar cómo, aunque huérfanos, la mayoría conoce sus raíces, lo que fue de su familia; a algunos les sobrevive algún familiar que cuida de ellos, como la hermana de Pip en Grandes esperanzas, o el abuelo de la pequeña Nell en La tienda de antigüedades; otros llegan a descubrir su verdadera identidad en el transcurso de la obra, como ocurre en Casa desolada cuando la protagonista, Esther Summerson, descubre a su verdadera madre.

En el caso que nos ocupa, en el primero de los libros, Harry Potter sabe que sus padres murieron, en un accidente cree, y vive con unos parientes directos que lo desprecian. Recordemos que Harry vivía en el hueco de la escalera, su comida era diferente y más escasa que la del resto de la familia, y también que se vestía con la ropa que su primo ya había desechado. Posteriormente, a medida que avanzan los títulos, Harry va evolucionando, descubriendo su verdadero origen, la razón de la muerte de sus progenitores e, incluso, comienza a reconstruir la figura y vivencias de sus padres a través de su estancia en Hogwarts, por la información que le ofrecen sus profesores o los que en su día fueron compañeros de clase.

Llegados a este punto, es importante destacar el papel que desempeña la pandilla o grupo de amigos no ya en la literatura infantil y juvenil, sino en el desarrollo personal de los jóvenes lectores; es raro encontrar alguna obra donde no se potencien valores como la amistad, la lealtad, incluso el honor entre miembros de un mismo grupo. Es precisamente en el entorno de Hogwarts y con la ayuda de sus compañeros donde Harry comienza a conocerse a sí mismo, a descubrir sus facultades mágicas y a aplicarlas en casos de necesidad. Es muy importante aquí la especial relación que se da entre Harry Potter y sus amigos Ron y Hermione, gracias a cuya amistad no sólo descubre el mundo de Hogwarts, sino que vence su inicial timidez y vive aventuras fantásticas. Como asegura Gilabert: "la autora de las novelas nos sitúa a Harry Potter frente a desafíos rodeados de misterio que deberá afrontar con la ayuda de sus amigos, Ron y Hermione... El protagonista y sus compañeros de colegio forman una pequeña pandilla, aunque la personalidad y dotes del líder son más vigorosas que en otros casos". [ 4 ]

En toda la serie de Harry Potter es evidente el papel de líder que el protagonista desempeña no ya en su grupo, sino en todo el colegio; aunque en un principio fue un papel no deseado, casi forzado, al que parecía no adaptarse (recordemos su llegada a Hogwarts, la admiración de sus compañeros al oír su nombre, etc.), en cuanto se complicaba la situación allí se mostraban las verdaderas razones de este liderazgo natural y poco asumido: inteligencia, valor, audacia, etc.

Tolkien y Dahl En cuanto a literatura contemporánea, en la producción de Rowling se aprecia una clara influencia de dos autores relevantes en el mundo de la literatura juvenil en lengua inglesa: J. R. R. Tolkien (1892-1973) y Roald Dahl (1916-1990). En el caso de Tolkien, son muchas las conexiones que se pueden establecer entre el mundo fantástico de Hogwarts y la Tierra Media. Uno de los casos más evidentes es el personaje de Dobby, el elfo-doméstico que en Harry Potter y la cámara secreta previene a Harry de posteriores peligros y que tanto recuerda al escurridizo Sméagol-Gollum de El señor de los anillos (1966), y no sólo por su naturaleza fantástica y su aspecto físico, sino porque en sus conversaciones con otros protagonistas ambos hablan de sí mismos en tercera persona. Es más, estos seres permanecen literalmente pegados a los protagonistas de ambas sagas, brindándoles protección, según parece. Evidentemente, la doble personalidad que manifiesta Gollum no se corresponde con Dobby, si bien este elfo causa más de un accidente a Harry con la única intención de protegerlo de un futuro funesto. La semejanza entre uno y otro personaje se hace mucho más evidente al público al coincidir en el tiempo los estrenos de las versiones cinematográficas de Harry Potter y la cámara secreta y El señor de los anillos. Las Dos Torres (2003). Al comparar ambas producciones, las semejanzas entre Gollum y Dobby son más que obvias: la altura, la forma de moverse y comportarse, la desconfianza que ambos despiertan, la forma de hablar y dirigirse al protagonista, etc.

Otro de los personajes de claras reminiscencias tolkianas es Aragog, la gigantesca araña criada por Hagrid que aparece en Harry Potter y la cámara secreta, y que nada más aparecer en pantalla nos transporta al mundo de la Tierra Media, y no ya por ser un claro paralelo a Ella-Laraña, animal siniestro que habita las tierras de Mordor y casi acaba con Frodo en Las Dos Torres (en su versión cinematográfica aparece en El retorno del rey), sino también porque Rowling bautiza a esta particular criatura con un nombre muy parecido a uno de los grandes protagonistas de la trilogía de Tolkien, Aragorn, y porque estas dos arañas curiosamente aparecen en los segundos libros de ambas sagas.

Una vez analizado el componente fantástico en las historias de Harry Potter, sólo queda hacer referencia a la obra de Roald Dahl como otra de las influencias más destacables en J. K. Rowling. Una de las características esenciales de la literatura de Dahl, tanto en sus relatos para adultos como en los infantiles, es que "satiriza hechos cotidianos mezclándolos con la fantasía, exagerándolos hasta llegar a crear situaciones absurdas", [ 5 ] como ocurre en los pequeños percances que la magia de Harry provoca en la familia Dursley, ofreciendo escenas cómicas, incluso ridículas como la escena del pastel estampado en la cara de la señora Mason en Harry Potter y la cámara secreta.

Como se aprecia en muchos de los relatos infantiles de este autor, "su tema preferido es el niño inteligente e imaginativo, oprimido por los adultos, que decide transgredir la norma y obtiene como recompensa una vida llena de emociones y aventuras", [ 6 ] definición que corresponde exactamente al personaje de Harry Potter quien, tras años de marginación familiar, decide transgredir las normas de los Dursley en particular y los muggles en general y abandonar su triste existencia para vivir en un mundo de emociones y aventuras permanentes. De hecho, incluso en los comentarios críticos o las reseñas de periódicos de renombre que se incluyen en la colección se hace referencia al paralelismo entre Dahl y Rowling, a cuyas obras se califica de ingeniosas, sorprendentes y divertidas en la misma medida.

Además de estas generalidades y coincidencias entre ambos autores, en Harry Potter y el prisionero de Azkabán aparece una escena que nos recuerda a uno de los más conocidos relatos de Dahl. Remontándonos a Charlie y la fábrica de chocolate (1964), recordamos que la acción gira en torno a la visita de un grupo de niños a la fantástica fábrica de chocolates del señor Wonka, un lugar donde la realidad de la tienda de golosinas de los jóvenes lectores se amplía y magnifica en un misterioso recinto en el que se producen los mejores chocolates junto a toda clase de golosinas maravillosas. El misterioso señor Wonka hará realidad los más increíbles deseos de Charlie y de los niños creando golosinas imposibles de imaginar, como lograr un sabor a violetas, caramelos que cambian de color, chicles con los que inflar globos gigantes o los caramelos-huevo de los que nacen diminutos pájaros. La descripción detallada y pormenorizada que hace Dahl tanto del aspecto como de las propiedades de las golosinas de esta peculiar fábrica, tiene mucho que ver en la caracterización de las maravillosas golosinas que los estudiantes de Hogwarts adquieren en Hogsmeade: algunas de sabores indescriptibles, otras de propiedades mágicas, en todo caso, nunca simples golosinas.

La maga Rowling Tras comprobar la influencia que ciertos autores y subgéneros de la literatura juvenil han ejercido en J. K. Rowling de manera evidente, y ya que no podemos elogiar su originalidad en cuanto a personajes o temática, ahora valoramos la obra de esta autora por la forma en que ha sabido utilizar ciertos elementos, personajes o situaciones de una larga tradición literaria y combinarlos entre sí de manera magistral. A sabiendas o no, Rowling toma los mejores ingredientes de la literatura juvenil en lengua inglesa, para crear unos personajes y elaborar unas historias que cautivan al lector, y si bien no es difícil hacer un seguimiento histórico-literario de los principales componentes de su literatura, es precisamente por esta habilidad sintetizadora y recreadora por lo que hoy debemos valorar la aportación de Rowling a la literatura fantástica contemporánea; es más, su literatura puede ser tomada como punto de partida o primera referencia desde la que reconstruir o estudiar la evolución de la literatura juvenil desde sus orígenes en la tradición oral hasta nuestros días.

* Blasina Cantizano Márquez es profesora en el Departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Almería.

NOTAS

  • [ 1 ] 1. Cerda Gutiérrez, Hugo, Ideología y cuentos de hadas, Madrid: Akal, 1985.
  • [ 2 ] 2. Propp, Vladimir, Morfología del cuento, Madrid: Fundamentos, 1992 (8ª ed.).
  • [ 3 ] 3. Tébar, Juan, &laqno;Los huérfanos de Dickens», en CLIJ 66, 1994, pp. 26-40.
  • [ 4 ] 4. Gilabert, Jesús, &laqno;Las claves del éxito de Harry Potter», en CLIJ 145, 2002, pp. 18-24.
  • [ 5 ] 5. Cancellas y Ouviña, Lucía Pilar, &laqno;Carroll versus Dahl: dos concepciones del humor», en CLIJ 97, 1997, pp. 19-27.
  • [ 6 ] 6. Ibid. nota 5, p. 23.

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