Tras los títulos Harry Potter y la piedra filosofal (1997), Harry
Potter y la cámara secreta (1998), Harry Potter y el prisionero de
Azkabán (1999), Harry Potter y el cáliz de fuego (2001) y
el más reciente Harry Potter y la orden del Fénix (2003),
el joven Potter se ha convertido en un personaje universal que de una existencia
meramente literaria ha trascendido a otros campos como el cine, los videojuegos
e incluso los juguetes. La pottermanía asociada al personaje y a
toda la saga de J. K. Rowling no deja indiferentes a jóvenes lectores
o público general, pues es más que sorprendente la forma en
que millones de seguidores de todo el mundo aguardan la llegada de las últimas
aventuras de Harry, bien en formato literario, bien como película
de cine, vídeo o DVD de consumo familiar. Lo curioso es que hasta
la prensa más seria se hace eco de la publicación de un nuevo
título o del estreno internacional de su versión cinematográfica,
convirtiendo a Harry Potter en personaje mítico, puente de unión
entre dos siglos y sólido símbolo en una época caracterizada
por la crisis de los valores tradicionales y una acuciante desmotivación
juvenil generalizada.
Entonces, y ante tal panorama, surgen varias cuestiones: ¿qué
tiene Harry Potter que no tengan o hayan tenido otros personajes literarios?,
¿por qué razón sus aventuras cautivan a público
y crítica por igual?, en definitiva, ¿por qué la saga
de Harry Potter tiene tanto éxito? Como respuesta, y de forma paralela
a la publicación de estos cinco títulos, han surgido múltiples
estudios que señalan factores como la naturaleza del personaje, el
tipo de aventuras, la forma de presentar la trama, etc. como responsables
principales de su extraordinaria acogida. En este sentido, estas páginas
van a servir para ampliar la respuesta, pues desde aquí vamos a analizar
los elementos característicos de diferentes géneros y autores
literarios anteriores y cómo se combinan entre sí en esta
saga, y también vamos a ver cómo Harry Potter responde a toda
una larga tradición de literatura infantil de la que es heredero
universal. Con este propósito, este estudio también puede
ser interpretado como una revisión histórica de todas las
aportaciones de la literatura infantil anterior que se han combinado magistralmente
en un producto de la literatura juvenil de éxito arrollador.
Los cuentos populares
Siguiendo un planteamiento crono-lógico es necesario remontarnos
en el tiempo y hacer referencia al carácter oral de las primeras
manifestaciones li terarias, composiciones que en forma de canciones o baladas
se transmitían de generación en generación hasta la
llegada de la escritura, momento en el que algún compilador se hacía
eco de las mismas y las recogía de forma escrita. Esta primera literatura,
en forma de cuento popular, está cargada de personajes fantásticos
(hadas, brujas, gigantes, duendes, etc.) y también de seres extraordinarios
de origen mitológico, que en el caso de la literatura en lengua inglesa
pueden provenir bien de la tradición clásica de Grecia y Roma,
bien de culturas celtas o nórdicas. Tomando la saga de Harry Potter
como ejemplo, es de obligada referencia hablar de la existencia de los numerosos
personajes mitológicos que van apareciendo de forma progresiva a
lo largo de los títulos, la mayoría de estos seres habitan
el Bosque Encantado cercano a Hogwarts, como los pequeños dragones
que cría Hagrid, los mágicos unicornios y los centauros. Algunos
de estos seres conviven con los estudiantes en el castillo como Fawkes,
el ave fénix mascota de Dumbledore, el basilisco protagonista de
Harry Potter y la cámara secreta, o Buckbeak, el fantástico
hipogrifo (mitad caballo, mitad águila) de Harry Potter y el prisionero
de Azkabán.
Junto con la utilización de estos y otros seres extraordinarios
de los cuentos populares, las aventuras de Harry Potter siguen también
una estructura clásica: planteamiento, nudo y un desenlace feliz
donde se resuelve el misterio planteado inicialmente. Salvando algunas diferencias,
la temática también suele ser de corte tradicional, es más
"la fórmula moral se repite en casi todas las historias: los
gigantes y personajes de gran corpulencia y estatura siempre son derrotados
por personajes más pequeños y débiles pero de mayor
habilidad e inteligencia", [ 1 ] recordemos ahora que es así como
el inexperto Harry ha podido derrotar al malvado Voldemor y sus secuaces
en todas las ocasiones en las que se han enfrentado. Es más, las
aventuras de Harry Potter suelen terminar de manera similar, característica
que ya Propp resaltaba en los cuentos tradicionales, en ambos casos y con
muchos años de diferencia, "el héroe y su agresor se
enfrentan en un combate, el agresor es vencido, la fechoría inicial
es reparada o la carencia colmada". [ 2 ]
La literatura fantástica
Los cuentos populares o cuentos de hadas tuvieron su época de
esplendor en Gran Bretaña durante el Romanticismo, sobre todo por
el interés de los románticos en rescatar del olvido las leyendas
populares y mantener vivo el folclore propio de cada país o región.
Durante esta época, en Inglaterra se recopilaron y tradujeron las
obras de los grandes autores de cuentos tradicionales en el continente europeo,
así los cuentos de Per-rault se publicaron como Popular Fairy Tales
(1818), los de los hermanos Grimm como German Popular Stories (1823), y
los de H. C. Andersen como Wonderful Stories for Children (1846).
Tras el éxito alcanzado, los cuentos de hadas tradicionales fueron
tomados como modelo en los relatos fantásticos posteriores, sobre
todo en aquellos publicados durante la época victoriana. Personajes,
aventuras o lugares que ya aparecían en aquellos primeros cuentos
se retoman, transforman y adaptan a las necesidades de la población
y el entorno en el que los relatos van a ver la luz. Surge entonces una
literatura fantástica, altamente imaginativa, que incluye distintos
tipos de cuentos: desde los protagonizados por animales como Black Beauty
(1877), de Anna Sewell, hasta las historias de misterio o de ciencia ficción
de H. G. Wells en títulos como La máquina del tiempo (1895)
o El hombre invisible (1897).
Ya en el siglo XX, estos relatos fantásticos se alejan poco a
poco de las reminiscencias de los cuentos de hadas y evolucionan libremente
hasta llegar a convertirse en títulos tan conocidos como Peter Pan
(1904), de J. Barrie, Winnie-the-Pooh (1926), de A. A. Milne o Mary Poppins
(1934), de P. Travers, que han llegado a ser clásicos de la literatura
infantil en lengua inglesa, a los que sin duda podemos añadir las
aventuras de Harry Potter.
Historias de colegios
Apartándonos de los elementos fantásticos, encontramos
otro género literario que subyace bajo las aventuras de Harry Potter:
la "ficción realista", tendencia que ficcionaliza escenarios
y personajes del entorno del lector para hacer la historia más verosímil
y próxima al público. Estos relatos de corte realista suelen
tener lugar en un entorno doméstico y familiar, al igual que en muchas
comedias de la televisión actual, la casa, el jardín o el
colegio se convierten en el escenario de la aventura, por muy increíble
o fantástica que parezca. En Harry Potter el entorno doméstico
de los Dursley no merece más que un capítulo, normalmente
el inicial, y sirve para ridiculizar la forma de vida de esta particular
familia de muggles.
En esta saga, el escenario de aventuras es Hogwarts, un particular colegio
encargado de la formación de futuros magos. En la tradición
literaria inglesa las "historias de colegio" aparecen por vez
primera en el siglo XVIII con el título The Governess (1749), de
Sarah Fielding, posteriormente llegaría The Crofton Boys (1841),
de Harriet Martineau. La vida y la atmósfera de estos centros también
llamaron la atención de grandes escritores de la época, quienes
utilizaron escenas y escenarios relacionados con la vida colegial, como
Charlotte Brontë en Jane Eyre (1847), y Charles Dickens en Dombey and
Son (1848) y David Copperfield (1850).
A mitad de la época victoriana, se produjo una mejora de la educación
tanto por la creación y expansión de centros públicos
y privados como por los cambios pedagógicos que tuvieron lugar, promoviendo
el deporte y la formación moral de los estudiantes. Como resultado
de esta mejora generalizada, aparecieron relatos juveniles que tenían
lugar y trataban temas relacionados con la vida en los centros educativos,
en los que se describían experiencias similares a las de sus lectores:
la existencia de grupos, la amistad, la rivalidad (en deportes o estudios),
el honor, la relación con la autoridad del centro, la relación
alumnado-profesorado, etc.
Curiosamente, éstos son los mismos temas que se tratan, de forma
directa o indirecta, en los relatos de Harry Potter: la especial relación
de Harry con sus amigos Ron y Hermione, la amistad y el compañerismo
que se establece entre ellos, la rivalidad y competencia permanente entre
los miembros de las distintas casas, la existencia de cierto código
de honor en Hogwarts, la práctica del quidditch, la relación
con el director Dumbledore y el resto del profesorado, etc.
Un título clásico de este subgénero es Tom Brown´s
Schooldays (1856), escrito por Thomas Hughes, discípulo de Thomas Arnold, uno de los principales reformadores
del sistema educativo desde su cargo de director del centro educativo de
Rugby (de 1828 a 1842). Tal como hoy los títulos de Harry Potter
avanzan en el tiempo siguiendo la formación del joven protagonista
en Hogwarts, este autor sigue la trayectoria académica de su personaje
hasta llegar a narrar sus experiencias universitarias en Tom Brown at Oxford
(1861). Tanto fue el éxito de estos relatos de colegio que, posteriormente,
aparecieron títulos dedicados a completar esta visión masculina
de la vida escolar tratando las vivencias y experiencias femeninas en los
colegios para chicas. Tal es el caso de A World of Girls: The Story of a
School (1886), de L. T. Meade, título que recoge las experiencias
de un grupo de chicas de clase social alta en un internado para señoritas.
Por suerte, con el paso del tiempo los colegios exclusivos para uno u otro
sexo se convierten en centros mixtos como Hogwarts donde la instrucción
de los alumnos se ofrece por igual, sin tener en cuenta distinciones de
sexo. Y la integración de los sexos es tal que hasta en el juego
del quidditch los equipos son mixtos.
Huérfano como los héroes de Dickens
Heredera de esta larga tradición escolar, J. K. Rowling no es
la primera en situar su acción en un colegio de magia, ya en 1974,
la también británica Jill Murphy comenzó una serie
de relatos sobre la particular Academia de Brujas de la señorita
Cackle, cuyas alumnas vestían uniformes de color negro y acudían
al centro en sus propias escobas el primer día de curso.
Tampoco el personaje de Harry Potter es de creación original,
sino que responde a un estereotipo literario del que forman parte muchos
personajes considerados como clásicos de la literatura inglesa. Al
más puro estilo de Charles Dickens, Harry tiene mucho en común
con los protagonistas de obras tan célebres como Oliver Twist (1838), Nicholas Nickleby (1839), La tienda
de antigüedades (1840), David Copperfield (1850), Casa desolada (1852)
o Grandes esperanzas (1860). Con todos ellos comparte el hecho de ser huérfano
y haber llevado una vida de penalidades.
A lo largo de toda la producción de Dickens, se aprecia la predilección
del escritor por los niños desvalidos, como afirma Tébar:
"Los huérfanos, paradigma del niño desgraciado, son
su material humano más frecuente y más querido". [ 3 ] Al
estudiar a estos personajes-niño, se puede observar cómo,
aunque huérfanos, la mayoría conoce sus raíces, lo
que fue de su familia; a algunos les sobrevive algún familiar que
cuida de ellos, como la hermana de Pip en Grandes esperanzas, o el abuelo
de la pequeña Nell en La tienda de antigüedades; otros llegan
a descubrir su verdadera identidad en el transcurso de la obra, como ocurre
en Casa desolada cuando la protagonista, Esther Summerson, descubre a su
verdadera madre.
En el caso que nos ocupa, en el primero de los libros, Harry Potter sabe
que sus padres murieron, en un accidente cree, y vive con unos parientes
directos que lo desprecian. Recordemos que Harry vivía en el hueco
de la escalera, su comida era diferente y más escasa que la del resto
de la familia, y también que se vestía con la ropa que su
primo ya había desechado. Posteriormente, a medida que avanzan los
títulos, Harry va evolucionando, descubriendo su verdadero origen,
la razón de la muerte de sus progenitores e, incluso, comienza a
reconstruir la figura y vivencias de sus padres a través de su estancia
en Hogwarts, por la información que le ofrecen sus profesores o los
que en su día fueron compañeros de clase.
Llegados a este punto, es importante destacar el papel que desempeña
la pandilla o grupo de amigos no ya en la literatura infantil y juvenil,
sino en el desarrollo personal de los jóvenes lectores; es raro
encontrar alguna obra donde no se potencien valores como la amistad, la
lealtad, incluso el honor entre miembros de un mismo grupo. Es precisamente
en el entorno de Hogwarts y con la ayuda de sus compañeros donde
Harry comienza a conocerse a sí mismo, a descubrir sus facultades
mágicas y a aplicarlas en casos de necesidad. Es muy importante aquí
la especial relación que se da entre Harry Potter y sus amigos Ron
y Hermione, gracias a cuya amistad no sólo descubre el mundo de Hogwarts,
sino que vence su inicial timidez y vive aventuras fantásticas. Como
asegura Gilabert: "la autora de las novelas nos sitúa a Harry
Potter frente a desafíos rodeados de misterio que deberá afrontar
con la ayuda de sus amigos, Ron y Hermione... El protagonista y sus compañeros
de colegio forman una pequeña pandilla, aunque la personalidad y
dotes del líder son más vigorosas que en otros casos".
[ 4 ]
En toda la serie de Harry Potter es evidente el papel de líder
que el protagonista desempeña no ya en su grupo, sino en todo el
colegio; aunque en un principio fue un papel no deseado, casi forzado, al
que parecía no adaptarse (recordemos su llegada a Hogwarts, la admiración
de sus compañeros al oír su nombre, etc.), en cuanto se complicaba
la situación allí se mostraban las verdaderas razones de este
liderazgo natural y poco asumido: inteligencia, valor, audacia, etc.
Tolkien y Dahl
En cuanto a literatura contemporánea, en la producción
de Rowling se aprecia una clara influencia de dos autores relevantes en
el mundo de la literatura juvenil en lengua inglesa: J. R. R. Tolkien (1892-1973)
y Roald Dahl (1916-1990). En el caso de Tolkien, son muchas las conexiones
que se pueden establecer entre el mundo fantástico de Hogwarts y
la Tierra Media. Uno de los casos más evidentes es el personaje de
Dobby, el elfo-doméstico que en Harry Potter y la cámara secreta
previene a Harry de posteriores peligros y que tanto recuerda al escurridizo
Sméagol-Gollum de El señor de los anillos (1966), y no sólo
por su naturaleza fantástica y su aspecto físico, sino porque
en sus conversaciones con otros protagonistas ambos hablan de sí
mismos en tercera persona. Es más, estos seres permanecen literalmente
pegados a los protagonistas de ambas sagas, brindándoles protección,
según parece. Evidentemente, la doble personalidad que manifiesta
Gollum no se corresponde con Dobby, si bien este elfo causa más de
un accidente a Harry con la única intención de protegerlo
de un futuro funesto. La semejanza entre uno y otro personaje se hace mucho
más evidente al público al coincidir en el tiempo los estrenos
de las versiones cinematográficas de Harry Potter y la cámara
secreta y El señor de los anillos. Las Dos Torres (2003). Al comparar
ambas producciones, las semejanzas entre Gollum y Dobby son más que
obvias: la altura, la forma de moverse y comportarse, la desconfianza que
ambos despiertan, la forma de hablar y dirigirse al protagonista, etc.
Otro de los personajes de claras reminiscencias tolkianas es Aragog,
la gigantesca araña criada por Hagrid que aparece en Harry Potter
y la cámara secreta, y que nada más aparecer en pantalla nos
transporta al mundo de la Tierra Media, y no ya por ser un claro paralelo
a Ella-Laraña, animal siniestro que habita las tierras de Mordor
y casi acaba con Frodo en Las Dos Torres (en su versión cinematográfica
aparece en El retorno del rey), sino también porque Rowling bautiza
a esta particular criatura con un nombre muy parecido a uno de los grandes
protagonistas de la trilogía de Tolkien, Aragorn, y porque estas
dos arañas curiosamente aparecen en los segundos libros de ambas
sagas.
Una vez analizado el componente fantástico en las historias de
Harry Potter, sólo queda hacer referencia a la obra de Roald Dahl
como otra de las influencias más destacables en J. K. Rowling. Una
de las características esenciales de la literatura de Dahl, tanto
en sus relatos para adultos como en los infantiles, es que "satiriza
hechos cotidianos mezclándolos con la fantasía, exagerándolos
hasta llegar a crear situaciones absurdas", [ 5 ] como ocurre en los pequeños
percances que la magia de Harry provoca en la familia Dursley, ofreciendo
escenas cómicas, incluso ridículas como la escena del pastel
estampado en la cara de la señora Mason en Harry Potter y la cámara
secreta.
Como se aprecia en muchos de los relatos infantiles de este autor, "su
tema preferido es el niño inteligente e imaginativo, oprimido por
los adultos, que decide transgredir la norma y obtiene como recompensa una
vida llena de emociones y aventuras", [ 6 ] definición que corresponde
exactamente al personaje de Harry Potter quien, tras años de marginación
familiar, decide transgredir las normas de los Dursley en particular y los
muggles en general y abandonar su triste existencia para vivir en un mundo
de emociones y aventuras permanentes. De hecho, incluso en los comentarios
críticos o las reseñas de periódicos de renombre que
se incluyen en la colección se hace referencia al paralelismo entre
Dahl y Rowling, a cuyas obras se califica de ingeniosas, sorprendentes y
divertidas en la misma medida.
Además de estas generalidades y coincidencias entre ambos autores,
en Harry Potter y el prisionero de Azkabán aparece una escena que
nos recuerda a uno de los más conocidos relatos de Dahl. Remontándonos
a Charlie y la fábrica de chocolate (1964), recordamos que la acción
gira en torno a la visita de un grupo de niños a la fantástica
fábrica de chocolates del señor Wonka, un lugar donde la realidad
de la tienda de golosinas de los jóvenes lectores se amplía
y magnifica en un misterioso recinto en el que se producen los mejores chocolates
junto a toda clase de golosinas maravillosas. El misterioso señor
Wonka hará realidad los más increíbles deseos de Charlie
y de los niños creando golosinas imposibles de imaginar, como lograr
un sabor a violetas, caramelos que cambian de color, chicles con los que
inflar globos gigantes o los caramelos-huevo de los que nacen diminutos
pájaros. La descripción detallada y pormenorizada que hace
Dahl tanto del aspecto como de las propiedades de las golosinas de esta
peculiar fábrica, tiene mucho que ver en la caracterización
de las maravillosas golosinas que los estudiantes de Hogwarts adquieren
en Hogsmeade: algunas de sabores indescriptibles, otras de propiedades mágicas,
en todo caso, nunca simples golosinas.
La maga Rowling
Tras comprobar la influencia que ciertos autores y subgéneros
de la literatura juvenil han ejercido en J. K. Rowling de manera evidente,
y ya que no podemos elogiar su originalidad en cuanto a personajes o temática,
ahora valoramos la obra de esta autora por la forma en que ha sabido utilizar
ciertos elementos, personajes o situaciones de una larga tradición
literaria y combinarlos entre sí de manera magistral. A sabiendas
o no, Rowling toma los mejores ingredientes de la literatura juvenil en
lengua inglesa, para crear unos personajes y elaborar unas historias que
cautivan al lector, y si bien no es difícil hacer un seguimiento
histórico-literario de los principales componentes de su literatura,
es precisamente por esta habilidad sintetizadora y recreadora por lo que
hoy debemos valorar la aportación de Rowling a la literatura fantástica
contemporánea; es más, su literatura puede ser tomada como
punto de partida o primera referencia desde la que reconstruir o estudiar
la evolución de la literatura juvenil desde sus orígenes en
la tradición oral hasta nuestros días.
* Blasina Cantizano Márquez es profesora en el Departamento de
Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Almería.