Es la primera vez que Intramuros dedica sus páginas a recoger las memorias de un teatro. Que ese teatro sea uno de los más importantes del mundo, y que en este número escriban personalidades de gran prestigio internacional, nos llena de ilusión.

Las memorias y reflexiones que ofrecemos en las páginas que siguen, provienen de una buena parte de quienes dan vida e integran el alma de ese faro cultural y artístico -como bien se ha llamado- y que hoy está merecidamente en el ranking de las 10 más importantes instituciones culturales de España.

Este monográfico no hubiera sido posible sin la ayuda de las empresas y personas a las que les interesa la cultura, y, por supuesto, sin el decidido apoyo de su director artístico, Gerard Mortier, y de su equipo, entre los que destaco especialmente a Joachim Pflieger y a Marta Villegas. Javier del Real con sus magníficas fotografías y Alexander Polzin con su emotivo poema gráfico han ilustrado este ejemplar haciéndolo único. A ellos, y a todos los que contribuyeron con sus escritos a dar vida a esta huella memorialística,  va todo mi agradecimiento.

Me sumo, para terminar, a la metáfora de Pablo Heras-Casado: estamos ante un espacio con un "corazón enorme que late con fuerza, y que irradia pasión, devoción, dedicación y cariño a cada artista que entra por sus venas".

 

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