ADE-Teatro

Valle-Inclán: Biografía cronológica y Epistolario de Juan Antonio Hormigón

por Jorge Urrutia

ADE-Teatro nº 113, Noviembre / Diciembre 2006

Es muy posible que al indudable creador que hay en Juan Antonio Hormigón (poesía, drama, dirección de escena) no le guste mucho pensar que, en el mundo hispánico, es fundamentalmente conocido por su larga dedicación a Ramón del Valle-Inclán. En España, su labor como ensayista dedicada sobre todo a los temas teatrales tal vez se imponga pero, entre el amplio y a la vez estrecho mundo del hispanismo, la erudición que despliega y el enorme trabajo investigador en torno al autor de las Comedias Bárbaras consume en gran parte su figura y su nombre. Es, de algún modo, una clara injusticia el no hacerse más de una idea de una persona, pero es también, de algún modo, un reconocimiento al esfuerzo enorme desplegado por el investigador a lo largo de los años.

No tengo reparo alguno en escribir que quienes gozamos de largas charlas distendidas con Juan Antonio Hormigón fuera de intereses inmediatos no podemos sino apreciar su amplia cultura en campos muy diversos, así como sus numerosísimas lecturas que hacen de él uno de los personajes más inquietos y documentados del panorama nacional. Esto último es importante, porque parece que se atienda más a la inquietud que a la documentación, y la primera sin la segunda no produce sino fuegos de artificio y éstos muchas veces corroídos por la humedad. Sólo por esos profundos conocimientos de la literatura y de la vida cultural de la España moderna, puede este libro contar con páginas tan sabias e iluminadoras como las que preceden a cada uno de los corresponsales de Ramón del Valle-Inclán. En ellas, no sólo se informa de quién sea el destinatario de la correspondencia, sino que se aclara su significación cultural y política y se detalla la relación que tuvo con Valle. Leerlas resulta fascinante porque se desvelan multitud de procesos, amistades y enemistades que no son puramente anecdóticos, sino que muchas veces explican los motivos de determinada actuación o, incluso, de determinada escritura.

Entre los trabajos valleinclanescos que más tiempo han ocupado a Hormigón está la edición de su cronología y de su epistolario. En 1987 publicó ya una amplísima recopilación de cartas en el volumen Valle Inclán. Cronología. Escritos dispersos. Epistolario (Madrid: Fundación Banco Exterior). Ahora lo reproduce, en volumen independiente, ampliando la introducción entonces titulada “Lectura sesgada de un epistolario” y ahora: “Lectura oblicua de un epistolario”. Merece ese cambio de título que nos detengamos en él. Hormigón ha pensado sin duda que el adjetivo “sesgado” podía tener una significación peyorativa o que calificara de modo impertinente su trabajo. Por eso lo sustituye por “oblicuo”. Sin embargo, era mejor el título original, cuyo sentido había que leer a través de Antonio Machado, quien reclamaba una lectura de frente y otra al sesgo capaz de descubrir los significados segundos, tan importantes. Esa precisión se pierde en el nuevo título, además de la referencia a Machado de quien, por cierto, se suprime la cita inicial que abría el epistolario en 1987 (no en 1986, como equivocadamente se dice en nota).

La mayor parte de los cambios que se hacen en el estudio introductorio de lo que entonces consideraba “primera selección del epistolario” responden a voluntad de estilo y clarificación. Hormigón parece ahora preferir una prosa más directa, menos metafórica, en otros casos, como el que se refiere a la correspondencia que motivase el divorcio de la hija de Valle, el recopilador parece querer ser más cauto en sus opiniones. Por otra parte, los prologuillos que precedían las cartas han crecido significativamente, haciendo de este libro casi una historia de la cultura española de la época.

Si se repasa el contenido del libro, se aprecia que Hormigón ha incorporado correspondencia personal o literaria, que en la edición anterior no figuraba, con el editor y librero Fernando Fe; el músico Amadeo Vives; el pintor Julio Romero de Torres; los escritores Gregorio Martínez Sierra, Juan Ramón Jiménez, Araquistáin, Marcelino Domingo, Gregorio Marañón, María de Maeztu, Genaro Estrada, Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw; los periodistas o críticos Raimundo García García, “Garcilaso”, Juan de la Encina, Andrenio, José Laserna, Vicente Sánchez Ocaña, Fedor Kelin y Jesús Rey Alvite; las actrices y actores Mimí Aguglia, Berta Singerman, Irene López Heredia y Mariano Asquerino; el librero León Sánchez Cuesta o sus amigos Jesús Muruais, Estanislao Pérez Artime (23 cartas), Pastor Pombo, Serafín González Tobío, Xavier Puig, Manuel Lojo, Santiago Tato, Prudencio Otero, Santos Martínez Saura, Concepción Díaz de Rábago, Victoriano García Martí, Juana Poirier de Sawa, Celestino Espinosa y Dámaso Calvo.

Ha incluido también cartas a los periódicos ABC , La Correspondencia Gallega , La Correspondencia de España, La voz y Ahora y otras cartas a instituciones como el Ateneo de Madrid o la Real Academia Española, a responsables de otras como José Santacruz, el dossier completo de la Academia española de Bellas Artes de Roma, las cartas en torno a su viaje a Paraguay en 1910 y la peripecia de su duelo nunca llevado a cabo con Antonio Guzmán.

Además, ha aumentado en 3 las cartas a Murguía, a Pérez de Ayala, a Pérez Galdós, a Federico Oliver, y a Manuel Azaña, en dos las dirigidas a Azorín, y ha añadido una más a Ortega y Gasset, a Unamuno y a Alfonso Reyes.

Se trata, pues, de un volumen de sumo interés, no sólo para el estudioso de Valle-Inclán que quisiera completar sus conocimientos, sino para todo aquel que busque una mayor comprensión de un período tan importante de la cultura moderna española como es la que atraviesa la biografía del poeta, dramaturgo y novelista gallego. Juan Antonio Hormigón ha hecho un excelente trabajo que nos deja a la espera de la nueva edición, esta vez en dos volúmenes, de la cronología valleinclaniana y de las aportaciones nuevas que pueda hacer. Sin embargo, él mismo dice ser consciente de que hay más cartas del autor, algunas de las cuales pudieran aportar datos desconocidos; pero ésa es la grandeza y la fatalidad del investigador.

Todos los artículos que aparecen en esta web cuentan con la autorización de las empresas editoras de las revistas en que han sido publicados, asumiendo dichas empresas, frente a ARCE, todas las responsabilidades derivadas de cualquier tipo de reclamación