Ópera Actual

Isabel Rey. La soprano valenciana en su nueva singladura

por Sergi Sánchez

Ópera Actual nº 128, Marzo 2010

LA SOPRANO VALENCIANA REGRESA A MADRID PARA OFRECER UN RECITAL CON CANCIONES INSPIRADAS EN POEMAS SUYOS Y A ZÚRICH PARA CANTAR SIMON BOCCANEGRA NADA MENOS QUE JUNTO A PLÁCIDO DOMINGO. UNA AGENDA LLENA DE PROYECTOS PONE A LA CANTANTE ESPAÑOLA EN EL CENTRO DE LA DIANA DE LA ACTUALIDAD.

Hace poco más de un año, Isabel Rey dio un paso muy importante en su carrera al abrirse   un repertorio más lírico del que se le conocía con su debut en Zúrich como Amelia de Simon Boccanegra. Este mes vuelve a la capital suiza con ese mismo papel nada menos que junto a Plácido Domingo, quien ha recibido grandes elogios por la incorporación del rol protagonista de esta ópera, escrito para barítono.

Isabel Rey también aterrizará en marzo en Madrid, en el Ciclo de Lied del Teatro de La Zarzuela, donde dará a conocer canciones de García Abril con poesías escritas por ella misma. Con la ampliación de su repertorio plenamente consolidado, la cantante afronta esta nueva etapa llena de proyectos. "En toda evolución hay un proceso de asentamiento y ahora siento una gran seguridad y una mayor solidez en la voz", afirmó a ÓPERA ACTUAL.

"Estoy iniciando una nueva singladura. Es fascinante enfrentarme a nuevos personajes desde esta perspectiva, y todo es más fácil que antes. Me maravilla cómo ha variado mi técnica cuando me enfrento a un papel que ya había cantado".

ÓPERA ACTUAL: ¿Qué ha ganado con todo este proceso?

Isabel REY: Cambiar para mejorar un modo de hacer las cosas que llevaba varias décadas asentado. Me esforcé en abordar ese cambio por la intuición de que mi instrumento podía dar mucho más de sí. No ha sido fácil, y es un camino que no tiene final, no es un "ah, ya está"; la voz es algo vivo que evoluciona. Me siento feliz de comprobar que la voz ha dado un salto cualitativo con el apoyo técnico adecuado.

Ó. A.: ¿En qué se distingue de esa Isabel Rey especialmente apreciada por su faceta más ligera?

I. R.: En los papeles que ya he cantado hay un nuevo planteamiento vocal y un trabajo muy exhaustivo, pues ahora los abordo desde una visión más lírica que no permite ciertos recursos que usan las ligeras. En algunos casos ha sido necesario dejar atrás ciertos roles, pero en los de lírico-ligera que conservo la voz ha ganado en armónicos sin perder el canto flotante que siempre he utilizado. En los personajes que no había cantado antes, esos más líricos, ese nuevo planteamiento es automático, es decir, los abordo desde el principio con todas esas características del sonido y es increíble ver cómo están en gola con una rapidez asombrosa. Aún recuerdo, tras el Concierto Händel en el Liceu en el que la voz ya venía estrecha de un händel anterior -los directores barrocos se empeñan en que estrechemos las voces en este repertorio-, que al día siguiente hacía en Zúrich el primer ensayo como Amelia del Simon Boccanegra: canté toda la ópera sin problemas y me costó menos que cualquiera de las arias del concierto del día anterior. La voz fluía fácil, las subidas a los La, Si, Do que tiene esta parte las sentía como si las cantara una octava baja. La vocalidad de ese verdi me quedaba como un guante.

Ó. A.: Usted comentaba en un artículo publicado en ÓPERA ACTUAL el pasado año sobre esta ampliación de su repertorio que el barítono Leo Nucci le recomendaba no dejarse "descorazonar por los prejuicios ajenos".

I. R.: Recuerdo que el primero en darse cuenta del cambio en mi sonido fue Ruggero Raimondi, con quien he hecho infinidad de Norinas. Juan Pons me oyó Amelia en vivo y me felicitó. A José Van Dam, otro gran Simone, también le entusiasmó el cambio. Hasta ahora no he encontrado comentarios negativos ni en la crítica ni en el público, pero sí cierta reticencia en los teatros. Me siguen viendo como una ligera. Es duro que te encasillen. Que sólo las voces grandes sean las adecuadas para cantar Verdi es ya tradición, creo que equivocada, pero tradición, y en muchos casos hemos dado poder sonoro a las orquestas por encima de los requerimientos del autor.

Ó. A.: En estos meses ha sido noticia por la publicación de su primer libro de poemas, Del amor y de la vida. ¿Cómo surge ese interés?

I. R.: Mi interés por la poesía viene de mi infancia: leía y aprendía poesías de memoria, y en casa había una antología poética que siempre estaba conmigo. Cuando descubrí a Gustavo Adolfo Bécquer, mi afición por la poesía se desbocó y creo que empecé a escribir para no olvidar mis vivencias y sentimientos. El verso ya estaba en mí, así que fue algo natural.

Ó. A.: También se ha puesto música a un par de sus poemas, canciones que cantará en el Teatro de La Zarzuela.

I. R.: Los textos de esas canciones pertenecen precisamente al libro de poemas.

Antoni Parera y Anton García Abril los escogieron mucho antes de que yo decidiera publicar, algo que nunca estuvo en mis planes. Y sí, sigo escribiendo... Es mi modo de expresión preferido, por encima del canto.

Ó. A.: ¿Escribiría un libreto de ópera?

I. R.: Aunque también he hecho relatos cortos, escribir para el teatro es algo que no se me había ocurrido nunca.

Ó. A.: Este mes también vuelve a Zúrich de nuevo con Amelia, en esta ocasión junto a Plácido Domingo.

I. R.: Siete meses después de debutar el papel, en noviembre, volví a cantar seis funciones de Simon Boccanegra y noté una evolución asombrosa. Me sentí muy cómoda y con mayores posibilidades interpretativas. El personaje se ha asentado y ya forma parte de mi ADN. Creo que he ganado en expresividad y en belleza de sonido. Es una de mis óperas favoritas y cantarla con Plácido es un sueño. Tenemos un repertorio muy diferente y por eso hemos cantado muy poco juntos. Después del Tamerlano del Real pensé que nunca volveríamos a coincidir. Sueño también con cantar este papel con el que ha sido mi padre tantas veces en Rigoletto, Juan Pons, y también con un amigo muy querido, Carlos Álvarez.

"Quiero potenciar mis roles líricos e incorporar personajes verdianos como Luisa Miller, Violetta y Desdemona"

Ó. A.: ¿Qué otros papeles incorporará a su repertorio?

I. R.: Ahora quiero potenciar los roles líricos puros que ya tengo, como Antonia, Amelia, Marguerite, Blanche, Mélisande, Juliette, Manon... Y estoy contemplando papeles verdianos como Luisa Miller, Violetta y Desdemona.

Ó. A.: ¿En Idomeneo será Elettra en lugar de Ilia o la Condesa y no Susanna en Le nozze di Figaro?

I. R.: Mi idea es conservar los antiguos papeles: seguiré con Adina, Norina o Gilda, pero desde una visión más lírica, y ampliaré el repertorio a papeles cuyo sonido reclama otro tipo de personajes, como Despina frente a Fiordiligi. Sin embargo, a Susanna y a la Condesa las puedo alternar perfectamente y, dependiendo de la otra soprano, puedo hacer una u otra, como lo hacía Lucia Popp, por ejemplo; en ambas la vocalidad es muy similar, es una cuestión de color. Gilda se puede hacer como ligera o como lírica: el concepto es diferente y la manera de abordarlo también, aunque las notas sean siempre las mismas; el fraseo, los piani, las respiraciones, los sobreagudos de tradición, el apoyo... Todo varía, y hay que hacer un trabajo de recompostura para acercarlo a mi vocalidad actual. Creo que ahora estoy más cerca de lo que requiere la partitura. Ilia es un poco lo mismo; seguiré con ella pero a partir de ahora será más lírica, pero no me acercaré a Elettra porque considero que es otra su vocalidad.

Ó. A.: Zúrich mantiene la apuesta por usted en su evolución. ¿Cómo se fraguó su relación con la Opernhaus?

I. R.: Sin duda Alexander Pereira, director de la Opernhaus y que ahora marcha a Salzburgo, ha sido un gran apoyo; confió en mí cuando tenía 24 años. Desde el principio me propuso mi repertorio natural como lo hizo con otros colegas (Elena Mosuc, Piotr Beczala, Jonas Kaufmann, Vesselina Kasarova). Me puso en manos de Nikolaus Harnoncourt y William Christie para el repertorio antiguo y de Nello Santi para el bel canto italiano. Estuve fija tres años y a partir de entonces he firmado siempre por un número determinado de funciones cada temporada, como Edita Gruberova, Simon Estes, Eva Mei, Cecilia Bartoli o Matti Salminen, y ya llevo 19 años así, por lo que Pereira conoce bien mi voz. Sus propuestas son siempre muy interesantes para mi evolución. Tras estrenar Königskinder con Kaufmann [que en febrero grabaron juntos en DVD], me ofreció Amelia y de nuevo acertó. Sigo y seguiré vinculada a Zúrich mientras esté Pereira y espero entenderme igual de bien con el nuevo director que llegará en 2012.

Ó. A.: ¿Qué proyectos y objetivos se ha marcado en esta nueva etapa?

I. R.: Por supuesto, seguir trabajando para mejorar mi canto. A nivel profesional, mi regreso a Salzburgo y mi debut en el Covent Garden, teatro que me ha llamado varias veces y nunca ha podido ser. También estoy en conversaciones con Berlín y Viena y en mayo canto en una gala benéfica en el Liceu junto a otros colegas. En el verano vuelvo al Festival de Peralada con Don Pasquale y en septiembre sale mi último disco de canciones españolas. También estoy deseando trabajar con Gustavo Dudamel: me parece una gran personalidad musical. En cuanto a lo personal, seguir disfrutando de la vida, ¡que ya es mucho!

"Estoy deseando trabajar con Gustavo Dudamel: me parece una gran personalidad musical"

 

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