Ópera Actual

Ismael Jordi. El tenor de Jerez: “Los cantantes jóvenes no debemos temer a los retos”

por Andrés Moreno

Ópera Actual nº 95, Noviembre 2006

Théâtre du Châtelet / Marie-Noelle ROBERT

Hasta media hora de aplausos en cada representación avalaron el éxito indiscutible del tenor jerezano Ismael Jordi en el Théatre du Châtelet parisino el pasado mes de septiembre al protagonizar la opereta Le chanteur de Mexico . Con este debut, el joven cantante afronta una temporada desde el riesgo y la valentía de debutar papeles tan comprometidos como los de Il Duca de Rigoletto , Tebaldo de I Capuleti e i Montecchi , Lensky de Evgeni Onegin y Fernando de Doña Francisquita . Y en perspectiva, no muy lejana, se avizoran nuevos personajes del repertorio francés al que su voz parece abocada más que nunca.

ÓPERA ACTUAL: Acaba de cantar en París Le chanteur de Mexico . ¿Qué impresión ha sacado de esta experiencia?

I SMAEL JORDI: En principio acepté el proyecto con un poco de miedo, porque es otro tipo de música y no se puede cantar como en Traviata o Don Pasquale . No es que haya que cambiar la forma de emitir la voz, pero sí hay que buscar otro tipo de expresión. Además, esta opereta en Francia es como la Biblia: todo el mundo la conoce y en ese país –especialmente en París– se venera a Luis Mariano. Pero por encima de esto estaba el cantar en el Châtelet y trabajar con Emilio Sagi. Hoy día un cantante de ópera tiene que ser algo flexible y, en este caso, Le chanteur de Mexico responde a un tipo de música que le viene muy bien a mi voz. Me he escuchado todas las grabaciones de Luis Mariano, no para imitarlo, sino para captar su estilo.

Ó. A.: En el caso de esta opereta, ¿qué le resultaba más complicada, la parte musical o la de actor?

I. J.: Lo más difícil ha sido la parte hablada, porque la obra tienen muchos diálogos que no son cantados. Hay que tener en cuenta que era la primera vez que yo cantaba en francés y, además, los cantantes tendemos a hablar poco cuando estamos interpretando ópera, y aquí había que cantar, hablar, actuar y bailar. Creo que este montaje ha representado para mí una base muy buena para afrontar en el futuro el repertorio francés más clásico. Además, trabajar con Emilio Sagi ha sido maravilloso, he aprendido muchísimo con él. Suya es la principal responsabilidad en el éxito que ha tenido la producción.

Ó. A.: Este año parece que lo ha tomado con energía y va a afrontar nada menos que cinco debuts: además de Le chanteur , Onegin , Rigoletto , Doña Francisquita e I Capuleti . ¿Ha surgido así o es una apuesta consciente y deliberada?

I. J.: En parte se ha planteado así por casualidad. Pero también pienso que los cantantes jóvenes no debemos temerle a estos retos y debemos ir preparando el repertorio para el futuro. De estos nuevos papeles, los que veo como más importantes para mi futuro son el de Rigoletto y el de Doña Francisquita ; creo que en Rigoletto voy a estar rezando en cada aria porque es un papel muy complicado, siempre sobre la zona de paso. También tengo mucha ilusión con el Tebaldo de I Capuleti , mi primer Bellini y que, a pesar de que nada más salir a escena tengo que cantar el aria, creo que le va muy bien a mi tipo de voz. Y respecto a la Doña Francisquita , me apetece adentrarme más en la zarzuela, que hasta ahora he hecho muy poco, sólo Los gavilanes y Katiuska . Será en Toulouse en junio de 2007, con Emilio Sagi, la primera vez que esta zarzuela se hace allí y se grabará en DVD.

Ó. A.: Este mes se cumplen diez años desde la apertura del Teatro Villamarta de Jerez, su ciudad. ¿A qué cree que se debe su éxito a pesar de las dificultades económicas?

I. J.: El principal responsable del éxito del Villamarta se llama Paco López: su forma de trabajar, el equipo del que se ha rodeado, la seriedad y el cariño con el que ese grupo de profesionales trata a los cantantes... Parece que no, pero el Villamarta es muy conocido entre los intérpretes, me lo comentan por ahí donde actúo. Ha conseguido atraer a una serie de cantantes de primera división que vienen no por el dinero, evidentemente, sino porque allí se trabaja muy bien y se dan todas las facilidades para que los cantantes debuten nuevos papeles: todo esto es más importante que el dinero; ven la seriedad y la ilusión que predominan en el Villamarta, algo que a veces no hay en teatros más importantes, y se enganchan con el proyecto. Y está también el público, que es muy agradecido, sin querer decir que te regalen el aplauso. Por todo esto me parece muy injusto el trato que en estos diez años le han dado al Villamarta instituciones como la Junta de Andalucía o el Ministerio de Cultura, y eso que estamos hablando del principal centro de producción lírica no ya de Andalucía, sino de España.

Ó. A.: Una de las señas de identidad del Villamarta ha sido su apuesta por los jóvenes cantantes españoles e hispanos. ¿Cree que existe un apoyo similar en otros teatros españoles?

I. J.: Para nada. Si a los intérpretes españoles nos dan algún papel casi siempre se trata de secundarios, nunca de protagonista; antes buscan fuera que dentro y eso me enfada bastante: deberían aprender del Villamarta.

Ó. A.: ¿Qué compromisos tiene en teatros españoles?

I. J.: Salvo los de Jerez, Oviedo y Bilbao, nada, absolutamente nada. Me llaman mucho más de fuera que de dentro. Con el Maestranza llegamos a fijar un calendario para varios años, pero con la nueva dirección artística todo se ha venido abajo. Es una situación un tanto triste para mí.

Ó. A.: ¿Qué supuso en su carrera el Premio ÓPERA ACTUAL?

I. J.: Estoy muy agradecido a la revista por esa distinción que me ayudó muchísimo a darme a conocer. Me alegró recibir ese reconocimiento de una publicación española y de tanto prestigio. Me dio mucha energía para seguir trabajando.

Ó. A.: Tras estos años, ¿cómo ve la evolución de su voz?

I. J.: Además de haber ganado en seguridad, siento que mi voz se va haciendo un poco más lírica; situándonos siempre dentro de la categoría de lírico-ligero, va cogiendo más cuerpo. Por eso a veces he optado por óperas que, aunque no las vaya a cantar nunca más, me sirven para afianzar la técnica y para explorar los nuevos límites de mi voz.

Ó. A.: ¿Qué papeles ha tenido que abandonar o tiene en mente dejar de cantar en vista de la evolución de su voz?

I. J.: El primero que he dejado es el de Almaviva (de Il Barbiere di Siviglia ) porque mi voz ya no está en esa onda, sobre todo por la manera en la que ahora se hace a Rossini. Y el siguiente creo que será el Ernesto de Don Pasquale , un papel al que le tengo mucho cariño porque debuté con él en esto de la ópera. Y a Mozart, aunque lo he dejado un poco de lado, creo que volveré más adelante, porque con la actual forma de entender las obras de este compositor, siempre piano y sin dejar desplegar el canto, no me siento cómodo. Además, creo que a Mozart hay que abordarlo desde la madurez.

Ó. A.: ¿Y qué nuevo repertorio tiene en mente?

I. J.: De Verdi sería para mí un sueño cantar Un ballo in maschera , un papel de lírico puro al que creo que llegaré en unos años. Y de Puccini, del que ya he hecho el Gianni Schicchi , creo que antes o después llegarán Bohème y Butterfly . Con todo, lo más cercano será el repertorio francés. Para Manon , Werther o Roméo et Juliette ya hay planes en firme y creo que pueden ser mis puntos fuertes en el futuro inmediato.

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