Pedro Casals es uno de los valores más firmes del pianismo nacional, tal y como revela su proyección artística no sólo en España sino también fuera de nuestras fronteras. Nacido en Madrid, sus primeras experiencias con el piano las tuvo a la edad temprana edad de cuatro años, cuando era un niño. Gracias al apoyo de sus padres, pero sobre todo a su talento y al trabajo bien hecho, su carrera artística ha sido fulminante. Su personal forma de tocar, que es la combinación perfecta entre técnica e intuición musical, entre virtuosismo y una innata musicalidad, ha conquistado no sólo al público sino también a la crítica. El camino no ha sido fácil; a una sólida formación al lado de maestros de altura, se unen muchas horas de estudio y su prodigiosa capacidad para decidir, con inteligencia y cautela, los pasos a seguir para conseguir su meta más inmediata: darlo todo en el escenario.
Ganas e ilusión no le faltan a este joven pianista que, a lo largo de una entrañable entrevista, nos habló de sus inicios, sus inquietudes, sus próximos proyectos y, muy especialmente, de su gran pasión: la Música.
Me gustaría empezar esta entrevista remontándonos al pasado. ¿Cómo y cuándo decide dedicarse a la música y más concretamente al piano?
Mis primeras experiencias con el piano las tuve a la edad de cuatro años. Mi padre, que es aficionado a la música y en especial al piano, me inculcó está pasión desde niño, él mismo me decía que no hay nada más enriquecedor que la música, pues es un arte que cultiva la mente y el corazón de quienes la disfrutan. Aunque la labor más dura la llevó a cabo mi madre, que fue quien desde pequeño me inculcó la seriedad en el trabajo y el afán de superación, ella siempre me decía y aún hoy lo sigue diciendo: “lo que hagas, hazlo bien e intenta alcanzar el grado de excelencia”. La elección del instrumento la llevaron a cabo mis padres, pero la verdad, es que si lo hubiera tenido que elegir yo, también habría tocado el piano, pues sus características tímbricas son únicas y el repertorio que hay para él es de una calidad magnífica.
¿Con qué edad se empezó a dedicar profesionalmente a la música? ¿Cómo lo decidió? ¿Hubo algún hecho que le condicionó para dar el paso definitivo y hacer del piano su profesión?
Podría decir que el hecho principal que hizo que dedicara mi vida a la música fue el éxito que obtuve en 1994 en cuatro concursos nacionales, en los que conseguí el primer premio. Estos resultados me hicieron pensar que tendría un futuro en algo que me encantaba hacer y, aunque sabía que compaginar los estudios escolares con los musicales iba a ser una ardua tarea, opté por este camino. Personalmente, creo que este éxito a los once años de edad fue el foco que me alumbró el camino, aunque hoy día pienso que, aun sin estos hechos, tarde o temprano hubiera hecho de la pasión por la música y el piano, mi profesión.
Usted ha sido ganador de importantes premios de interpretación y becas, entre otros, el Infanta Cristina, concurso del que usted ha sido el único español que lo ha ganado en sus tres categorías ¿Qué significó para usted alcanzar este galardón? Y ¿hasta qué punto los concursos son necesarios para que los jóvenes músicos se den a conocer?
El haber sido premiado en el Concurso Infanta Cristina ha sido otro punto de influencia positiva en mi vida artística, pues gracias a él he podido tocar en las salas más importantes del país y ha supuesto un avance importante en mi carrera; por ello estaré siempre agradecido a las Fundaciones Loewe y Hazen-Hossechsrueders por la buena labor que hacen con el patrocinio y la organización del certamen.
En cuanto a su segunda pregunta, los concursos son una herramienta de publicidad, única y exclusivamente. El galardón que te otorgan sólo premia lo bien que lo hiciste en un momento puntual de tu vida, pero ese premio es también un peso que te cae encima, pues desde que te lo conceden tienes que seguir demostrando, no que eres tan buen músico como el día que te lo dieron, sino que desde ese día has procurado ser mejor músico todavía. Por tanto me gustaría señalar que la importancia de los concursos es relativa y que tan sólo evidencian que en un determinado lugar y momento hiciste algo digno de premiar, y que por ese instante te ganaste el respeto de que los demás piensen que puedes volverlo a repetir igual o mejor que aquella vez.
Por lo que tengo entendido usted ha estado moviéndose en un escenario desde temprana edad. ¿Qué sensación le supone estar encima de un escenario? ¿En qué piensa cuando está allí, solo, delante de un piano y con todo un auditorio pendiente de lo que va a hacer?
Sólo puedo responder que cuando estoy encima de un escenario me siento feliz, y tan sólo anhelo hacer partícipe al público de esa felicidad que me invade en ese momento. Cuando preparo un concierto lo hago con todo el esmero del mundo, pues quiero ofrecer siempre lo mejor de mí mismo; creo que tan sólo con verdad y honradez se puede lograr transmitir el arte. Crear el canal de comunicación con el público es difícil, pero cuando lo logras, cuando consigues sujetar con un sonido la respiración de todo un auditorio, es cuando piensas en lo afortunado que eres por poder compartir algo que nace de ti con el resto de los presentes.
Su debut en el Auditorio Nacional fue hace cinco años con Noches en los jardines de España, de Falla. ¿Cómo vivió aquella experiencia tan importante para su carrera profesional?
Fue una experiencia sumamente especial. Toqué una obra que me entusiasma en el día de mi presentación con orquesta sinfónica, además la sala estaba llena, al público le gustó... ¿Qué más se puede pedir? No hay nada más emocionante para un solista que tocar con orquesta; cuando sientes todo ese ropaje sonoro tras de ti, te sientes respaldado y apoyado por tus compañeros de la orquesta, lo que te da una gran seguridad y tranquilidad, pues sabes que a diferencia del recital, aquí son muchas manos las que sostienen el edificio sonoro que intentas construir.
Desde entonces su carrera ha sido fulminante: ha realizado conciertos por todo el mundo, desde China, a Australia, pasando por África y Europa, y recitales en la mayoría de las capitales españolas, el último en Huesca, donde tuvo una extraordinaria acogida tanto por parte del público como de la crítica. ¿Han sido muchos retos?
Afortunadamente, tengo que decir que he tocado en muchos sitios y que cada lugar donde he tocado ha supuesto un reto. Pienso que cada día que te sientas a tocar delante del piano es un nuevo reto, una prueba a superar. Es lo que hace emocionante esta profesión, que no hay dos recitales iguales y que cada vez que haces un concierto es como empezar de nuevo, con el mismo ánimo y las mismas ganas de sacar lo mejor de la música. Me gustan los proyectos nuevos y hechos con sensibilidad, el último en el que tuve ocasión de participar fue en la conmemoración del cincuenta aniversario de la Fundación Juan March, donde se les ocurrió la brillante idea de unir su exposición de pintura, con la poesía y con un recital centrado en Cuadros para una exposición, de Moussorgsky, los cuales tuve el placer de interpretar y francamente creo que el resultado de esta unión artística de pintura, poesía y música fue memorable.
La crítica ha destacado de usted no sólo su dominio técnico del instrumento, sino también su sonido precioso y elegante, y su gran musicalidad. ¿Cómo le gustaría que le recordara el público que asiste a sus conciertos?
Lo mejor que se puede decir de un músico es que es un gran artista; y me gustaría que fuera así recordado por el público tras uno de mis conciertos, pues el dominio técnico del instrumento es algo que todos podemos llegar a lograr con más o menos trabajo, pero la capacidad para crear arte y expresión en el momento es una facilidad con la que se nace y que se va moldeando con el tiempo. Aún así, ni el arte ni el virtuosismo servirían de nada si no se tuviera un buen medio físico para poder canalizarlos, es decir, el sonido. Por tanto, es algo muy positivo que también se me recuerde por tener una bella calidad sonora.
¿Cuál es su repertorio favorito? Y ¿qué lugar ocupa la música española?
Procuro manejar un repertorio bastante amplio con variedad de estilos y autores, y no podría decirle mi repertorio favorito en un espacio de respuesta tan reducido. Sí le puedo decir que me gusta toda obra que se mantiene fresca y actual como el primer día que se estrenó, por eso me fascina tocar, por ejemplo, el Concierto en Re menor , de Mozart, o Iberia , de Albéniz; la Sonata en Si bemol menor , de Chopin, y un largo etcétera de obras en las que ni el transcurso del tiempo ni los modismos hacen mella en ellas. Como español, la música de mi país ocupa una parte importante de mi repertorio. Puedo tocar desde Soler hasta García Abril, pasando por Falla.
Es usted una persona a la que le gusta aprender y que no ha limitado su formación al piano, sino que además ha estudiado la carrera de Musicología en la Universidad Autónoma de Madrid y, actualmente, realiza los estudios de Derecho en la misma universidad ¿Qué le reporta el tener en su haber tantos conocimientos? ¿Son importantes para completar su formación como persona y como músico?
Es muy importante el desarrollarse como persona. Cuanto más se estudia y se aprende tanto más se enriquece la vida de uno, pues cuanto más sabemos de algo más podemos apreciar su belleza en toda su dimensión. Opino que la formación de un músico tiene que ser variada y no centrarse sólo en el desarrollo instrumental, y que no me equivoco al afirmar que un músico cuanto más culto es y más información tiene en su poder, hará una música más profunda y elaborada, siendo así más consciente de cada pequeño detalle de la partitura. La gente me pregunta, por ejemplo, porqué estudio Derecho si aparentemente no tiene nada que ver con la música. Yo respondo que por dos motivos: el primero, y más importante, porque me gusta, y el segundo, porque seguro que en un futuro de algo me servirá. No se estudia algo por su utilidad inmediata, sino que primero se hace por placer y luego el tiempo dirá en que has de emplear tus conocimientos.
Dentro del campo de la investigación musical, para la obtención del Doctorado en Música ha trabajado sobre la figura del compositor Manuel Blasco de Nebra. ¿Por qué eligió este compositor y qué relación tiene con su actual trabajo?
Siempre me atrajo la figura de este compositor hispalense del siglo XVIII. Es un compositor del que apenas se sabe nada y creí que era importante hacer un estudio de su vida y, en especial, de sus sonatas para tecla por la enorme calidad que encierran. Quise aportar algo nuevo a la musicología española y lo conseguí, pues hice un estudio analítico de sus sonatas que nunca antes se había hecho sobre este compositor. Además, descubrí y estudié dos sonatas más de él que encontré en un manuscrito, aportando así música nueva a su colección de sonatas, que tras esta nueva aportación se sitúa en veintiséis. Actualmente las he estudiado todas y me gustaría grabarlas para algún sello discográfico que quiera ser el primero en difundir la integral de las sonatas de Blasco de Nebra para así poder conservar este legado que nos deja la música española.
¿Qué proyectos tiene para los próximos meses? Y ¿Cree que abría que impulsar más la actividad concertística de los nuevos talentos?
Para los próximos meses tengo que preparar diferentes conciertos; el más inmediato, un recital el 29 de octubre en Guadalajara, patrocinado por Ibercaja, donde interpretaré obras de Grieg y Chopin. Posteriormente tengo otros compromisos fuera de España, más concretamente en Italia y Polonia, y a la vez tendré que compaginar mi labor concertística con la labor musicológica, pues estoy desarrollando un trabajo sobre la tecla del siglo XVIII en España, que se expondrá dentro de poco. Aún así, como a cualquier músico joven, me gustaría tener un mayor número de conciertos en mi agenda y desde aquí insto a las entidades patrocinadoras que confíen en el talento de los nuevos y jóvenes músicos, puesto que somos la bocanada de aire fresco que se necesita para seguir impulsando la música en este país. Los aprendices de hoy siempre han de ser los maestros del mañana, por ello desde aquí encomio a quien corresponda, para que se apueste también por la oportunidad que merece sin duda alguna, la juventud musical de hoy día.
